lunes, 25 de julio de 2011

El camping, ese antiguo conocido

No se pueden Vds. imaginar lo bien que se pasa en un camping, sobre todo cuando hace ya al menos 15 años que no se prueba.
Es como si lo hubiésemos practicado la semana pasada la última vez. La colchoneta parece que sigue recordando la forma de tu cuerpo, (de cómo era antes tu cuerpo), las sillas parecen incluso más cómodas (sobre todo por las ganas que tienes de sentarte), la playa se encuentra siempre junto al camping (pero el camping tiene un Kilómetro de largo), los lavabos con esos grifos antidespilfarro (que se cortan antes de enjuagarte la cara), la ducha calentita (hasta que se acaba el depósito), etc, etc, no vamos a estar aquí haciendo una prolija relación de todas las bondades que nos aporta esta forma de vacacionar en contacto directo con los vecinos de al lado.
Pero lo bueno empieza cuando te dispones a dormir a pierna suelta la primera noche y no hay manera de soltar la pierna, o sea, de dormir y te levantas (con miles de fatigas para no molestar a los que sí duermen: ¡benditos sean!) y te paseas buscando quizás que el cansancio te rinda y vuelves a acostarte por si acaso hay suerte y te embarcas en los brazos de Morfeo, pero nada, no hay forma humana de conseguirlo y, cuando al fin lo consigues, ya empiezan a levantarse los demás y se acabó el silencio…
El día siguiente te lo pasas hecho una verdadera piltrafa pero piensas que si aguantas y no duermes la siesta, esta segunda noche conseguirás el objetivo deseado: dormir.
Y, después de nosecuantas horas de espera, por fin llega la noche y tú hala a disfrutar del sueño reparador (hasta parece que tienes sueño mientras cenas) y te estiras en la colchoneta inflable (como si fuera de verdad tu cama) y, cuando parece que te ha vencido el cansancio y vas a empezar a disfrutar del merecidísimo descanso, ¡toma! un apretón y a correr desesperado hacia los servicios que parece que se los han llevado más lejos todavía (con lo cerquita que está el wc de tu casa) y, al final lo de siempre: llegas tarde y empieza el calvario de ducharte(con agua fría por supuesto), lavar lo que se ha manchado(que se ha manchado bastante), entrar en la tienda a tientas y sin hacer ruído, cambiarte de ropa interior sin moverte mucho y volver a la tarea de dormir; pero, como un par de horas más tarde, nuevo apretón y vuelta la burra al trigo, repetición completa de la jugada y así hasta tres veces en la misma noche. Eso sí, por la mañana, te preguntan:¿Cómo has dormido esta noche? Y tú, con una cara que es un poema, contestas:  Mucho mejor, gracias,(y piensas con alivio que esta noche dormirás en casa).

3 comentarios:

  1. Y A ESTO LE LLAMAN DIVERSION

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  2. O sea que te cagaste dos veces. Lo siento yo creía que había sido solo una vez

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  3. ¡Estas son unas vacaciones de mierda en toda regla!

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