A medida que va terminando el verano, va aumentando el número de personas que transitan por el Puente de Hierro haciendo ejercicio para quemar azúcar y colesterol.
Lo que no saben muchos de ellos y de ellas es que “la trampa de los bolos” les acecha para que tropiecen y se partan la crisma o cualquier otra cosa.
¿Es que nadie va a poner remedio al disparate de las medias bolas de piedra sin señalizar con las que nos obsequió nuestro Ayuntamiento para protegernos de los vehículos automóviles cuando paseamos por nuestro antiguo y querido puente?
¿A quién hay que pedirle que señalice las dichosas “bolitas” aunque sea pintándolas de color “verde fosforito”?
Desde luego que me voy a proponer conseguir algún tipo de solución a este problema aunque sea convenciendo al concejal de urbanismo para que no se vuelva antes del puente, (cuando camina junto a su esposa y colega todas las tardes), y continúe hasta que vea en vivo y en directo lo que yo estoy padeciendo cada vez que me distraigo y le pego un puntapié a un “bolillón”.(Todo sea sin ánimo de desearle a nadie que le pase lo que a mí)
En el puente viejo: quien mal anda, mal acaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario