Hoy ha sido uno de esos días que merecen la pena ser vividos. El evento que ha tenido lugar esta mañana en el Teatro Coliseo ha puesto de manifiesto lo importante que es hacer felices a los demás y, sobre todo, si esos “demás” son seres humanos entrañables y encantadores como los “Niños del Barro” como se conoce a esa pandilla tan peculiar que se ha formado con el diario convivir en un lugar tan acogedor como el Taller de Barro de Palma.
Las miradas de los chavales y chavalas hablaban por sí solas de la felicidad que estaban sintiendo en medio de un acto del que se sabían protagonistas pero sin hacer alardes ni presunciones, con esa naturalidad que sólo da el ser personas buenas de verdad.
Mi felicitación más efusiva y calurosa para todas las personas que han tenido algo que ver en que esto haya podido suceder.
“… hombres de luz que a los hombres,
almas de hombres les dimos…”
otro bonito homenaje que particularmente tú le dás. Se lo merecen por lo que valen. Enhorabuena a todos los chavales.
ResponderEliminarSon una pandilla maravillosa, las poquitas veces que hemos disfrutado de su compañia nos han demostrado su cariño. Seguro que habrá mas veces porque son incansables.Un beso para todos-as de Quiquin y Encarni.
ResponderEliminarMerecido reconocimiento, sin duda.
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