viernes, 24 de agosto de 2012

Una luz en la ventana


Caminando de noche por aquella dehesa de encinas centenarias, sin reloj y sin saber muy bien donde se encontraba cuando su coche dejó de funcionar, Juanjo había perdido ya la noción del tiempo y se encontraba perdido.
La noche sin luna le tenía un tanto sobrecogido. De cuando en cuando el ruido de un tropel de cerdos que corrían asustados por su presencia le hacían dar un respingo de sobresalto aunque, cuando los oía gruñir, se tranquilizaba y seguía caminando entre tinieblas vislumbrando los árboles y los matorrales a la luz de las estrellas.
En medio de la oscuridad reinante le pareció que a lo lejos brillaba una luz. No se lo pensó dos veces y en esa dirección encaminó sus pasos, pero la luz, tal vez por las irregularidades del terreno o por la espesura, desapareció de su vista y, aunque siguió durante un rato caminando en la misma dirección, no conseguía volver a verla. Se detuvo pensando que quizás había sido sólo un espejismo provocado por su estado de ansiedad pero prosiguió la marcha y, al cabo de unos minutos volvió a distinguir la luz y ahora le parecía que estaba mucho más cercana.
Continuó su caminar cada vez con más rapidez hasta que pudo distinguir la silueta de una casa por una de cuyas ventanas se filtraba la luz que le había guiado hasta allí.
Ahora podría preguntar por la población más cercana para dar aviso a algún mecánico que pudiese reparar su automóvil. Tocó en la puerta y ésta se abrió produciendo un siniestro chirrido, se sobresaltó pero, haciendo un esfuerzo, pasó al interior y lo que vio le heló la sangre en las venas:
Allí no podía informarse de lo que él quería porque la persona que podría haberle dado la información se hallaba colgada de una viga.
A los pies del ahorcado había una hoja de papel. Se agachó para recogerla y leyó:
“Llevo intentando salir de este lugar tres años y por más que lo he procurado, tanto de día como de noche, siempre acabo volviendo a esta maldita casa. Estoy desesperado y he decidido quitarme la vida.”


jueves, 23 de agosto de 2012

Una feria venida a menos



La Feria de Agosto es la más antigua de las dos que se celebran en nuestra ciudad. “Es Feria Real porque fue así establecido en 1451, en que Juan II concedió a Martín Fernández Portocarrero una feria libre y perpetua” (según Celtibético viernes, 22 de agosto de 2008), pero en los últimos años estamos asistiendo a una patética existencia de esta fiesta que servía desde los años sesenta para compartir tiempo y diversión con los palmeños y palmeñas que tuvieron que emigrar.
En estos tiempos que vivimos, los que emigran son los que residen en nuestra Palma y, aunque el Ayuntamiento con buen criterio ha querido convertirla en una especie de verbena cerrando la caseta municipal y llevando el baile y las atracciones al final del Paseo, la cosa sigue muriendo poco a poco como el árbol milenario que se aferra a la tierra aunque sus raíces estén ya podridas.
De todas formas vaya mi aliento para quienes siguen siendo fieles a esta fiesta popular.
Nos veremos en el Paseo.


lunes, 13 de agosto de 2012

Renacer


Habían pasado muchos años desde que Miguel abandonó su ciudad natal para ir a trabajar a Bélgica. Allí había pasado su madurez y ahora, después de haberse jubilado, volvía a sus orígenes o, al menos, eso es lo que pensaba. Metió la mano en el bolsillo y acarició el manojo de llaves que había tenido colgado de un cáncamo durante todo el tiempo que estuvo en tierra extraña. Su contacto le hizo revivir los recuerdos de su juventud y de su infancia y un remolino de sensaciones encontradas le turbó el ánimo de repente. ¿Y si ya no hay nadie conocido? ¿Y si todos los amigos se fueron o se han muerto? Al fin y al cabo ya tenía sesenta y seis años y la mayor parte de sus amigos de entonces eran mayores que él y de su familia ya no quedaba nadie pues los que no emigraron hacía tiempo que habían pasado a mejor vida.
El tren se detuvo, Miguel cogió su maleta y bajó al andén. La estación no parecía haber cambiado mucho desde aquél día en que subió al tren cuarenta años antes para convertirse en un emigrante. La sala de espera si estaba bastante cambiada, la atravesó y salió al exterior por la puerta que daba a la parada del autobús. Había un edificio a la derecha que ya estaba antes y en frente una nave y una especie de chalet habían sustituido a la casa de una huerta que sobrevivía en su recuerdo.
Al poco de llegar a Lieja se enamoriscó de una chica asturiana y, al final, se casó con ella. Fue su compañera durante más de veinte años pero no fue capaz de quererla como había querido a Matilde, su primera novia, a la que abandonó con la promesa de escribirle y de volver pero que nunca cumplió. No quiso crearle falsas expectativas cuando su vida en el extranjero no era nada que se pudiera ofrecer a alguien a quien se amaba. Pasó hambre porque no aguantaba en ningún trabajo, su carácter díscolo y rebelde le hacía chocar con todos los que estaban a su alrededor. Luego su mujer y el tiempo le hicieron apaciguar su comportamiento y había llegado a ser encargado de compras de la fábrica donde trabajó los últimos treinta años.
Cuando su mujer murió, como no habían tenido hijos, empezó a plantearse la vuelta a casa y al final, movido sobre todo por la curiosidad de ver su pueblo después de tantos años, vendió su casa, regaló su coche al hijo de su mejor amigo y emprendió el viaje que ahora estaba a punto de terminar.
El autobús tenía el motor en marcha y el conductor que estaba junto al vehículo apagó el cigarrillo que acababa de fumarse y le dijo:
- Si va a subir al autobús, nos vamos en seguida porque no hay más pasajeros.
Miró a su alrededor y comprobó que era cierto lo que el chofer acababa de decirle. Subió y ocupó uno de los asientos de la primera fila. Pagó al conductor el precio del billete y se hundió de nuevo en el mar de sus recuerdos.
El trayecto entre la estación del ferrocarril y la población se le pasó en un instante, tal era su ensimismamiento, y, cuando el primer semáforo cerrado hizo que el autobús se detuviera, volvió a la realidad y preguntó al conductor:
- ¿Dónde es la primera parada?
- La primera ya la hemos pasado pero le puedo dejar en la próxima que es la del Parque.
- Está bien, me bajaré en el Parque – contestó lacónicamente.
Aquella avenida no estaba allí antes. A la izquierda el colegio de los Salesianos y a la derecha un bloque de pisos que no le resultó conocido, sin embargo al frente divisó la torre de la iglesia de la Asunción y comenzó a sentirse en casa. El autobús se detuvo y abrió sus puertas, Miguel se levantó de su asiento, agarró su maleta y bajó a la acera después de despedirse del chofer con un escueto “Buenos días”.
Allí, frente a él, estaba el colegio donde estudió la primaria. Se quedó mirando cómo los niños y las niñas correteaban por el patio de recreo. Aquél morenillo le recordaba a su amigo Antonio. ¡No!, ¡no podía ser!, ¡era un espejismo! ¡Aquél era su amigo Antonio! Y… y aquel otro era su primo Manolito, y aquella de las coletas y los lazos verdes… ¡Aquella era Matilde! Pero ¿qué estaba pasando? ¿Acaso no habían pasado los años o es que había vuelto para reinventarse de nuevo y volver a vivir una vida en la que pudiese evitar los errores ya cometidos?
Y aquél niño canijo con las orejas de soplillo… ¡aquél era él mismo!
- ¡Eh, oiga! ¡Levántese!... ¡Que alguien llame al 112 que este hombre parece que está muerto!
- Yo le he visto bajarse del autobús de la Estación hace un momento.
- ¿Alguien le conoce?

domingo, 12 de agosto de 2012

Ruidos


Ni todos los ruidos son igual de molestos ni todos los ruidos son igual de “legales”.
Para aclarar éstas afirmaciones puede bastar un ejemplo:
La noche de ayer sábado día once había un “Instrumento productor de ruido infernal” en el Jardín Municipal que machacaba sin piedad los tímpanos a los clientes de los dos “Aguahúchos” más próximos principalmente y al resto también aunque, a causa de la mayor distancia, la cosa era un poco menos insoportable. Supongo que los vecinos de la zona estarían ya hasta el gorro cuando la estridente y estruendosa música se cortó a eso de las dos de la madrugada.
A partir de ahí la paz inundó los pagos del Paseo Alfonso XIII y como ya no era hora de comer, la gente se refugió en los lugares de copas que, sorprendentemente, no producían ruidos molestos para los vecinos pero que, sin embargo, tienen una hora de cierre que suele coincidir con los momentos de mayor afluencia de clientes.
No obstante el sábado se consiguieron varias metas:
1º Se fomentó la botellona con la incorporación de música pagada por el Ayuntamiento.
2ª Se fastidió el negocio de los “Aguahúchos” que debían cerrar precisamente cuando cesó el “infernal ruido”
3º Se redujo el tiempo del que disponen los bares de copas ya que el personal no asomó por allí hasta que se acabó la “botellona musical”.
No estaría de más que se flexibilizaran las normas acerca del cierre de todos los locales del Paseo (supuesto que sus posibles ruidos no suelen molestar a los vecinos y vecinas) y vamos a dejarnos ya de fomentar el consumo de alcohol en espacios abiertos animándolos con música que pagamos entre todos y todas y que, además, no deja dormir al vecindario.

Empezar con buen pié


Antes se decía empezar con el pié derecho pero no está la cosa como para despreciar al pié izquierdo.
El pasado viernes día 3 publiqué una entrada anunciando la inauguración de un nuevo local para los noctámbulos, Pérgola Café, y no cabe duda que ha empezado con buen pié, no en vano noche tras noche se ha convertido en cita obligada de muchos palmeños y palmeñas que quieren pasar un rato agradable en compañía de sus amigos y amigas.
De parte de Antonio y de Juan  os doy las más efusivas gracias por vuestra buenísima acogida y, si algo no os gusta demasiado en el local, hacédselo saber que ellos tratarán en lo posible de mejorarlo a vuestro gusto.
Lo dicho y que la música no pare…

martes, 7 de agosto de 2012

Por la libertad de expresión


Hoy me hago eco de la convocatoria que nuestro compañero bloggero Aulio nos hace desde su blog Vivo en Palma del Río.
El Partido Popular puede intentar callar todas las voces disidentes que claman desde los medios que ellos controlan pero jamás podrán callar aquellas otras voces que, modestamente, hablamos desde los blogs y otros instrumentos digitales como son las redes sociales.
Rompamos una lanza en pro de la LIBERTAD DE EXPRESIÓN y contra el pensamiento único.
“EL PUEBLO UNIDO JAMÁS SERÁ VENCIDO

viernes, 3 de agosto de 2012

Érase una vez…


         Así suelen empezar las historias pero no os voy a contar una historia sino que voy a anunciar una realidad que nace después de pasar casi cuatro meses en la nevera de los trámites burocráticos.
Esta noche a eso de las nueve y media abrirá sus puertas un nuevo local que lleva por nombre “Pérgola Café”.
Después de vicisitudes sin cuento hoy podrá, por fin, hacer su presentación con una pequeña invitación a los asistentes y buena música a cargo del grupo local “Calle Feria” y del DJ “Crash”.
Varios ambientes en un mismo local y la amplitud del mismo permiten diferentes formas de disfrutarlo.
“Pérgola Café” está situado en el Paseo Alfonso XIII en el local conocido por “El Baile” y será la sede en la que ensayarán, durante los días laborables, las asociaciones de baile de nuestra ciudad a partir del mes de Septiembre.
Dos jóvenes emprendedores palmeños se lanzan de esta forma al ruedo de los lugares para los noctámbulos pretendiendo que “Pérgola Café” sea en breve el líder de la noche.
Esperamos que paséis por el local y disfrutéis todo lo posible con la música y la compañía de vuestros amigos y amigas.