domingo, 28 de octubre de 2012

La llamada



Levantó el auricular y escuchó:
─ ¿Se puede saber dónde has pasado la noche?
─ Pues estuve… ─ trató de responder.
─ Como siempre ya estás buscando una justificación.
─ Es que… ─ intentó una segunda respuesta pero con el mismo resultado.
─ No vayas a inventarte una historia que ya estoy harta de tus mentiras. ─ Continuó la voz al otro lado del teléfono.
─ Pero es que no me… ─ Nuevo intento desafortunado de elaborar una respuesta.
─ Pues que sepas que si sigues por ese camino la cosa va a durar menos que un caramelo en la puerta de una escuela, ¿me oyes?
─ Sí, sí, te oigo alto y claro pero lo que quiero decirte es que… ─ Dejó de hablar porque escuchó como ella colgaba.
─ ¿Quién ha llamado por teléfono? ─ Preguntó su mujer entrando en el salón con una bandeja que contenía un apetitoso aperitivo.
─ Pues… ─ dudó un momento ─ por un momento creí que eras tú.
         ─ Hay que ver que siempre estás de broma, Fulgencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario