sábado, 9 de marzo de 2013

Nada había cambiado



Se acostó temprano pensando que así podría descansar y preparar su cuerpo para el penoso viaje que le aguardaba el día siguiente.
Había cenado frugalmente antes de meterse en la cama con el fin de que el sueño llamase pronto a su puerta pero no fue así. Las campanadas del reloj de la torre le fueron informando cada hora del transcurrir del tiempo y sus ojos seguían abiertos como platos cuando vislumbraron las primeras luces del amanecer.
Se levantó cansinamente del lecho y se acercó lentamente a la ventana:
Nada había cambiado, el patíbulo seguía esperándole en el centro de la plaza.

2 comentarios:

  1. Escalofriante, siento el cuerpo indispuesto por el insomnio mezclado con el miedo a la muerte que espera. ¡Qué horror! Transmite muy bien.

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    1. Estoy tirando de fondo de armario porque no sé qué me pasa pero necesito comunicar. Gracias por tu apoyo. Besos

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