lunes, 6 de mayo de 2013

No todo es oro lo que reluce



Desde el 23 de abril hasta el 28 hemos visitado Paris, la ciudad de la luz. La verdad es que Paris tiene una luz especial incluso en días nublados, pero sobre todo lo que más me impactó en mi primera visita y ahora se ha confirmado es su personalidad arquitectónica. La grandiosidad de los edificios parisinos adornados con estatuas y otras decoraciones de latón (que no de oro) es evidente y te transporta a los tiempos posteriores a la Revolución que debieron ser un remedo corregido y aumentado de la época del Rey Sol. En Paris todo es grande: el Louvre, la Torre Eiffel, la Ópera, el Arco del Triunfo, los Campos Eliseos,…
Es la Capital del país de la “Libertad, Igualdad y Fraternidad” pero, tal vez no lo sea ya tanto. Nuestra llegada coincidió con la manifestación (en Francia también hay manifestaciones) contra la “Ley del Matrimonio para todos” que acababa de aprobarse y la correspondiente carga policial (en Francia también zurra la badana la policía). En las noticias que seguí por la tele durante la semana pude observar un cierto giro hacia la derecha en los medios de comunicación y en la opinión de los ciudadanos que luego se ha confirmado con el aumento de popularidad de la Señora Le Pen del que se han hecho eco los periódicos de media Europa.
Creo que mi admiración por la monumentalidad de París seguirá indemne pero la que tenía por el lema del país vecino se me ha roto en mil pedazos.

1 comentario:

  1. Adoro París...

    No he presenciado nada, pero por lo que dices, las cosas van cambiando. Una pena.

    Saludos.

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