viernes, 17 de mayo de 2013

Soliloquios



La lluvia no ha dejado de caer a lo largo de toda la tarde. El día está bastante desapacible sobre todo teniendo en cuenta que ya estamos a mediados de Mayo y en estas fechas lo que pega por estos lares es el calor, (Por Mayo era por Mayo, cuando hace la calor…).
Para mí las tardes lluviosas son fructíferas. El ver llover a través de los cristales de la ventana del estudio o desde el porche de mi casa es fuente de inspiración que me hace escribir, a veces, hasta compulsivamente.
El calor, sin embargo, me embota un tanto el cerebro y me cuesta Dios y ayuda el “parir” algún escrito. Las siestas del verano me dejan un tanto grogui y me cuesta remontar el vuelo antes de que llegue la noche.
Las noches no son compañeras de mi pluma. No soy noctámbulo ni para las juergas, la noche me hace caer en un letargo que sólo puedo solucionar cayendo en brazos de Morfeo durante, al menos, seis o siete horas.
Las mañanas son para mi jardín y mi pequeño huerto, de tal forma que, como puede observarse fácilmente, soy escritor sólo a tiempo parcial y, no obstante, soy bastante prolífico. No sé si lo que escribo es bueno o malo y, es más, para mí eso no es lo importante sino que al escribir disfruto tanto que, a veces, me sorprendo a mí mismo con alguno de los finales de los pequeños relatos que produzco y eso es algo maravilloso e impagable.

3 comentarios:

  1. Si no se disfruta, no se escribe. Se juntan palabras. La literatura es placer, para leer y para crear.

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  2. Ya te lo dije anoche, necesito la lluvia manque le pese a la feria

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  3. Bonito rincón, espero descubrir mucho más, un saludo.

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