miércoles, 10 de julio de 2013

Había abortado



Paseó su mirada por el papel en blanco. Carraspeó por enésima vez aquella tarde. Fue a la cocina y sacó del frigorífico una lata de refresco de limón que se bebió de un trago. Volvió a la mesa y levantó la hoja de papel para mirarla al trasluz. Nada, por más que trató de buscar la inspiración no consiguió que ella viniera a su encuentro como tantas y tantas veces había llegado, incluso en medio de su sueño despertándole sin miramiento alguno y obligándole a escribir sin descanso durante varias horas.
Miró por última vez aquel rectángulo de papel y, en un arranque de desesperación, lo estrujó entre sus manos y lo lanzó a la papelera. Estaba claro que aquel relato no iba a nacer, había abortado.

4 comentarios:

  1. Es interesante la forma que le has dado a no tener inspiración: abortar. Es agradable leer cosas distintas :).

    Un beso,
    HTR.

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  2. Pues vengo del blog de cosmopoética de leer su comentario y me ha sorprendido, muy gratamente, su blog.
    No será la última vez que me vea por aquí. (Sigo leyendole un poco más - Por cierto, genial este relato nonato.)

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    1. Gracias por tu comentario. Tal vez nos veamos en Cosmopoética.

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