martes, 9 de julio de 2013

… Y se fue el Teatro



Vino y, cuando estábamos saboreando todo lo que de bueno tuvo, se fue por donde había venido. Y es que cada año se me hace más corta la Feria del Teatro.
Hace 29 años que en la Jaima Cultural de la Diputación de Córdoba instalada en el llano de San Francisco, se dieron cita los cuatro primeros espectáculos teatrales que dieron a luz, por así decirlo, a lo que con el tiempo se convirtió en la Muestra de Teatro Andaluz y al final en la Feria de Teatro en el Sur que acaba de cumplir su trigésima edición a lo largo de la semana pasada.
Aquél año de 1984 yo figuraba entre los componentes del Grupo Folk Azahares que también participó en el programa cultural de la Jaima y por eso, de alguna manera, me siento como una pieza más de aquello que dio origen a este evento que hoy en día se conoce en todos los rincones teatreros de nuestra España.
Todavía me acuerdo de que Martina y yo teníamos que repartirnos los espectáculos para que nuestros convecinos no nos mirasen con mala cara cuando asistíamos con nuestra hija dormida en los brazos.
Y como colofón una gala donde se trató de homenajear a aquellos palmeños y palmeñas que han mantenido de forma activa la llama del Teatro en nuestros lares aunque, como siempre, se olvida a personas que lo han dado todo pero sin esperar nada.
Vaya desde este humilde blog mi felicitación y mi homenaje de desagravio para mi colega y amiga Mari Carmen Navarro a quien sólo nombró mi entrañable amigo Gari León.
Muchos besos, guapa.

5 comentarios:

  1. Querido amigo, José Felipe, quisiera darte las gracias por tu solidaridad. En cierta ocasión, leí que la diferencia entre las emociones y los sentimientos estriba en el tiempo que perduran en el corazón. La primeras tienden a ser fugaces; las segundas, duraderas. Desfortunadamente, tras presenciar, como espectadora la gala de reconocimiento de nuestro Ayuntamiento en el Coliseo, la primera sensación que me asoltó fue la de TRISTEZA, pero, a continuación, apareció otra con mayor intensidad aún que fue la de DESPRECIO. Ambas contribuyeron a la HUMILLACIÓN. Durante 20 años he realizado representaciones teatrales con grupos de alumnos, reconocidas con premios diversos (incluso PRJUICIOS me llevó, junto a un grupo de 53 alumnos, hasta Estrasburgo, para conocer el parlamento europeo, con una bolsa de viaje de 1.600.000 ptas.como premio). Así ha sido, porque mi amor por la literatura, en general, y por el teatro, en particular, me han conducido a hacerlo guiada siempre por el corazón. Mi trayectoria teatral no está ligada solo a la vida escolar. He publicado 2 obras de teatro: JAQUE AL CABALLO Y PREJUICIOS, cada una de ellas galardonadas con varios premios y He publicado un libro de didáctica teatral, que se emplea en muchos colegios por parte de educadores y animadores culturales. El teatro, la poesía y la narrativa me han dado muchas compensaciones y se me ha reconocido el trabajo con más de 30 premios literarios.
    Sin duda, creo que todos cuantos subieron a aquel escenario lo merecían, en mayor o menor medida. Eso no es discutible, ni yo sería tan osada de cometer semejante atropello contra la dignidad de otros. Ahora bien, el OLVIDO y la INDIFERENCIA de tu propia gente es muy dolorosa. Y como de todo se aprende, de lo negativo más, desde aquella noche en el Coliseo, a la que me arrepiento profundamente de haber ido, he tratado de evitar que aquellas terribles emociones se transformaran en sentimientos. He tratado de impedir, por todos los medios, que mi emoción se transformara en un estado de ánimo, aunque, he de decirte que, no todos los días lo he logrado. A veces, la gente que no te importa, también pueden causar dolor. No quisiera permitir que sea más del necesario. Así pues, tras momentos de sequía espiritual, aquí estoy, respondiéndote a algo que agradezco porque siento que sale de lo más profundo de tu corazón. Ahora sí que puedo llamarte sin reservas amigo. Sé que lo que debo hacer es continuar mi sendero de siempre, el único que conozco para hacer frente a la existencia, el de mi vida cotidiana, el de mis días sencillos, el de las palabras, los renglones y las letras... MI VIDA.
    GRACIAS José Felipe por tu afecto, consideración y reconocimiento.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sólo sé decirte que me honras sobradamente con tu amistad y desearte que sigas siendo así. Un abrazo muy grande.

      Eliminar
  2. "No estaban todos los que se han movido y han dedicado o dedican una parte de su tiempo a este arte en nuestra tierra, pero se lo merecían." Con esta frase resumía (muy apretadamente) mi opinión sobre la gala de los 30 años, en mi blog. Además de lo larga que fue. Esa tarde chateamos Mari Carmen y yo en el Facebook y ella me preguntó si habría entradas para la gala. Me sorprendió que no lo supiese, pues era de cajón que ella debería haber sido reconocida, y por lo tanto invitada. Yo conseguí entradas de casualidad, porque una amiga tenía dos que le sobraban. El que otros que han (hemos) estado "haciendo teatro" durante estos años faltasen podía ser comprensible, dado lo esporádico y concreto. Pero esta ausencia... Algunos estamos ya acostumbrados al olvido "oficial". Entiendo que haya quien no lo entienda, sin embargo. Y es del todo injusto que que no se le mencionase, fuese o no por comparación con otros galardonados/as. Parece que, para algunos, sigue vigente eso de que "nadie es profeta en su tierra".

    ResponderEliminar
  3. Es verdad, SCHEVI, esa tarde chateamos y en nuestra conversación te preguntaba inocentemente si pensabas que pudieran quedar entradas, para una gala de la que, muy vagamente, había oído hablar a la madre de Carrillo. Moralmente estaba obligada a ir porque Arrempuja actuaba y sería galardonado. Sabía poco más. Finalmente, nos decidimos a ir.
    En la puerta descubrimos que los porteros habían recibido órdenes de no dejar entrar a nadie que no tuviese entradas. Bueno, pues decidimos irnos. No obstante, Cornejo, cuyo hijo iba a ser reconocido, sintió vergüenza de que nos quedáramos en la calle y fue a buscar a su mujer, para buscarnos entradas como fuera. Estuvimos como 20 minutos hablando con Eli Manzano en la puerta, esperando. Los porteros nos llamaron y nos permitieron entrar con las de unas personas que, honradamente, fueron a devolver las entradas que no iban a usar. Al entrar, comprobamos que un buen número de butacas estaban reservadas y nos sentamos en las que quedaban libres, las de atrás.
    Arrempuja actuó y, a continuación, comenzaron los reconocimientos. A medida que iban nombrándose personas, Antonio y yo comprendimos el sentido de la gala. Mi marido emitió el primer pensamiento: tú deberías estar ahí la primera, Mari Carmen. Y yo, como siempre hago, traté de disuadirle, quitándole importancia, para que no pasara un mal rato. Continuaron subiendo personas, hasta que Olegario, movido por la transparencia que durante toda su vida le ha caracterizado, aplaudió mi trabajo. Sentí que el pensamiento de mi marido se abrazaba en el aire con las palabras de Gari, formando un entramado de tristeza, que acabó atrapándome. Momentos después Reyes se acordó de que yo también existía y me ligó al teatro en la escuela. Conozco bien el afecto que la une a mí y estoy convencida de que ella considera y valora mi labor literaria. No obstante, cuando el descanso llegó, alguien del ayuntamiento se me acercó, afirmando que "la habían cagado" dejándome olvidada. Cuenta esta persona que cuando se lo recriminó a Reyes, ella le preguntó si yo había publicado alguna obra. Al oírlo me sentí pequeña, ridícula, despreciada, depreciada... Era como si yo, tras muchos años de darle clases a un alumno, le hubiera preguntado si lo conocía de algo.
    No necesito ningún reconocimiento, de verdad, porque el mayor premio es la valoración de mi obra, que es lo que verdaderamente tiene sentido. Sin embargo, la indiferencia hace mucho daño.
    Cuando paseaba en silencio hacia mi casa, me dije: quizás mañana alguien te llame por teléfono y te diga, Mari Carmen, un olvido lo tiene cualquiera. Pero esa llamada no se produjo. Entonces me acordé de Schevi y me dije: ojalá no hubieras ido jamás a esa gala.
    Quisiera dedicaros a vosotros, José Felipe y Schevi, mis palabras finales, haciéndola extensiva a tanta gente como se ha solidarizado conmigo por el mencionado agravio. Deseo deciros que ya he conseguido superar el daño; que os quiero muchísimo y me siento profundamente reconocida por vosotros y que he decidido seguir haciendo lo que debo, continuar escribiendo como lo he hecho todos y cada uno de los días de mi vida.
    MUCHOS BESOS, AMIGOS.

    ResponderEliminar