sábado, 28 de septiembre de 2013

Como Caperucita



La oscuridad era absoluta. Por más esfuerzos que hizo no consiguió ver ni siquiera su propio cuerpo. Aquello ya era demasiado raro, como para pensar que se encontraba inmerso en un mal sueño, pero sabía que estaba despierto, totalmente despierto pues no hacía ni cinco minutos que había tomado café en aquél tugurio de mala muerte y allí preguntó al camarero, de cara apergaminada, por la dirección que buscaba… ¡Ah, ya! ¡Cómo no se había dado cuenta antes si estaba clarísimo!... Se había equivocado de camino y había ido a meterse directamente en la “boca del lobo”.

2 comentarios:

  1. No perdamos de vista que en el cuento de Perrault la mala de verdad era la madre...
    Un saludo
    Juan M

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    1. ¡Completamente de acuerdo! Esa madre mandando a la hija por el bosque con tanto peligro. ¡Coño que baje la abuela! ¡O suba ella!.
      Por cierto... ¿ha visto "La verdadera historia de caperucita roja"? La de dibujos, no el sucedáneo que se hizo.

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