martes, 8 de abril de 2014

Crepuscular



        El silencio se apoderaba de todo a la vez que el sol se iba definitivamente por poniente. Los pájaros habían dejado de cantar y ya no lo volverían a hacer hasta que las primeras luces del alba anunciaran el nacimiento de un nuevo día. Ahora era el momento de los ruidos nocturnos en el bosque: el correteo de los roedores entre la hojarasca, el canto de las rapaces marcando territorios que sólo ellas con sus enormes ojos pueden vigilar, el croar de las ranas,…
Todo un mundo de sensaciones que únicamente los noctámbulos pueden apreciar y que no deja de sonar durante toda la noche a no ser que… a no ser que el rey de las tinieblas salga de caza, entonces el silencio se vuelve sepulcral, diríase que se podría cortar con un cuchillo mientras el cazador se enseñorea del lugar y los demás seres vivos se esconden para no atraer su atención aunque saben que cada uno puede ser esta noche el plato principal del festín del vampiro.
¡Vaya! Me estaba asustando hasta yo mismo.

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