viernes, 17 de octubre de 2014

El problema de Evaristo



Evaristo se acababa de prejubilar después de haber trabajado durante cuarenta y tantos años a ocho horas diarias en una gasolinera perdida en el fin del mundo. Un trabajo monótono y aburrido, (el camión cisterna del suministro de carburantes aparecía una vez al año debido al casi nulo consumo de los escasos clientes que paraban en la gasolinera), tan aburrido que no tenía ni con quién hablar ni dónde gastar el dinero que ganaba por eso lo fue invirtiendo en una pequeña ciudad de la costa donde compró un apartamento y lo fue dotando de comodidades y de todos aquellos artilugios que pensaba sería interesante tener para distraer su tiempo de jubilado.
Ya contaba con un Smartphone, un Notebook y un E-reader, sólo le hacía falta hacerse con una Tablet que se la iba a autoregalar por navidades.
         Ahora era el momento de abrirse un Blog, una página en Facebook y otra en Twitter  para estar al día y comunicarse con el mundo, pero, (se sobresaltó), ¿tendría también que aprender inglés?

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