El viento ha dejado
de soplar,
y la cortina
desistió de ser
el abanico de mi
cuerpo.
Dejé que mi
imaginación
volviera a invadir
aquel amanecer
con sus silencios.
con sus silencios.
Tan dulce es
nuestro amor,
tan suave y tan
intenso,
tan loco, tan
cuerdo,
tan lejano, tan
próximo
que no lo puedo
describir
con la palabra.
Pero lo que más
siento
es que no puedo
parar ese tic-tac,
no puedo prolongar
este momento.
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