Ayer fue un día especial porque mi
amigo Schevi celebró la obtención de su título de Licenciado en Derecho,
carrera que tuvo que abandonar cuando comenzó a dedicarse en cuerpo y alma a la
política local. Fue una reunión de gentes que hacía ya un tiempo que yo no veía
y por eso fue de lo más gratificante para mí y, supongo, que para todos y todas
quienes asistimos al evento. Este tipo de cosas entrañables son las que, en
unos tiempos dominados por la corrupción más abyecta y por las traiciones de
políticos y mandamases, digo este tipo de cosas son las que hacen que, al menos
por unos momentos, nos sintamos de nuevo personas en todo el sentido de la
palabra y, sobre todo, personas felices. ¡Gracias por todo, Schevi!
No tomes literalmente lo que aquí se muestra, siempre puede haber una segunda lectura... o, tal vez, no.
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- Una comida caníbal
- ROMANCE A UN PALMEÑO ILUSTRE
domingo, 30 de noviembre de 2014
viernes, 28 de noviembre de 2014
Fuera de la ciudad
Placentero y amable
es el vivir
en medio de un
vergel lleno de plantas,
de cantos de
jilguero y chamarín
que te saludan cada
amanecer
cuando despiertas.
Entre flores
transcurre tu existir,
te envuelven en
olores y fragancias
de la Dama de Noche
y del Jazmín
que te embriagan al
anochecer
cuando te acuestas.
jueves, 27 de noviembre de 2014
Yo quiero ser poeta
La rima no me amó
y el verso quiso
escapar de mis
manos,
de mi alcance,
y lo hice libre
para que de este
modo la poesía
fuera libre también
como la prosa,
sin fajas, sin
sostenes, sin ligueros
que oprimen su
existir,
que la aprisionan
en corsés
puritanos, inflexibles.
Quiero hacerla
madura, independiente,
sin ataduras,
soberana, suelta
y ser su paladín,
su valedor,
ser un poeta.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Donde ponía el ojo…
Llegó al dentista con el miedo metido
en el cuerpo. Había sólo otra persona en la sala de espera así que, cuando la
hicieron pasar, se quedó a solas con sus temores.
Era tal su preocupación que decidió
mirar a través de la cerradura lo que acontecía en la otra habitación con el
fin de intentar tranquilizarse.
Al cabo de observar durante un rato y
comprobar que no se oían gritos y se veía que el otro paciente no braceaba ni
intentaba levantarse de la camilla comenzó a sentirse mejor y a liberarse poco
a poco de la tensión nerviosa que llevaba soportando durante todo el día…
─ ¡El siguiente! ─
Dijo la enfermera abriendo la puerta de pronto.
Pudo
comprobar en carne propia que la puerta se abría hacia afuera.
martes, 25 de noviembre de 2014
Hay gente pa tó
Desde hacía un cierto tiempo se había
dado cuenta que le gustaba la soledad y por más que, tanto los amigos como sus
propios padres habían tratado de quitárselo de la cabeza, no consiguieron nada
y es que Melquiades era de los de ideas fijas.
Le
acosaron con miles de argumentos pero todo fue en balde, al final lo hizo sin
darle conocimiento a nadie: Se casó con la Sole aunque ella era tuerta y fea de
solemnidad pero tenía un ojo pa buscar espárragos que ya, ya…
lunes, 24 de noviembre de 2014
Un sujeto bastante raro
Era tal
su habilidad para hacerse “invisible” que no notaron su ausencia y, por esa
misma razón, nadie se propuso buscarle en la espesura del bosque cuando empezó
a amanecer. Unos a otros se convencieron de que si se había marchado era por
esa forma de actuar tan rara que tenía desde que volvió de aquel viaje tan
misterioso.
No
había contado nada de lo que le ocurrió ni adonde fue ni el porqué de su viaje
sólo se presentó de pronto como si no hubieran pasado los tres años que tardó en
regresar de Dios sabe dónde y con una palidez y una cara de tristeza que daba
pena verle.
La cosa
es que desde su vuelta no le habían conocido ningún tipo de trabajo y no
obstante su vida se desarrollaba sin penurias económicas. ¿De dónde sacaba el
dinero para subsistir? Ése era otro misterio que tampoco explicó nunca a nadie,
es más, únicamente se le veía en las fiestas nocturnas en las que aparecía como
por ensalmo y desaparecía cuando menos lo esperaban y casi siempre acompañado
de una chica tan pálida y triste como él que no hablaba con nadie porque, según
decía, no hablaba nuestro idioma.
¡Hay
que ver lo raros que son algunos!
domingo, 23 de noviembre de 2014
Juegos de cama
Sólo voy a robar tu
cuerpo ansiado,
y aunque tú te
resistas a creerlo
no te voy a robar
de nuevo el alma
hace tiempo que es
mía, que la tengo.
Excitar tus
sentidos otra vez,
arrastrando mi boca
por tu pecho
dibujar nuevos
versos en tu piel
y vestir a tu
cuerpo con mi aliento.
Voy a intentar que
el juego sea tan largo
como los días de
lluvia del invierno.
Tu rostro frente al
mío, … sobre el mío,
mi cuerpo es el
soporte de tu cuerpo.
Te sonríes, me
besas, nos amamos.
y tus manos se
posan en las mías
y me pides que
grite con pasión
tu nombre
susurrado, vida mía.
Agotados el uno
junto al otro
con los dedos aún
entrelazados,
Tomas aliento,
vuelves a mirarme
y me sonríes, …
sabes que sigo
estando enamorado
viernes, 21 de noviembre de 2014
Efemérides
Hoy se cerró el triángulo amoroso del
glamour casposo de Marbella. Hoy ingresó en prisión la que faltaba después de
que ya lo hicieran en su momento Julián Muñoz y Maite Zaldívar.
¡Qué pena da el ver a una artista como
la copa de un pino cometer delitos como si de un vulgar politicucho se tratase!
Isabel
Pantoja es una muestra más del aluvión de sinvergüenzas que nos están jodiendo
el país, pero no creo que todos los artistas sean así ni tampoco todos los
políticos. Bienvenidos sean quienes no se vendan y trabajen por los demás sin
pringarse. ¡Ánimo, os estamos esperando! Pero no tardéis mucho que luego pasa
lo de Francia con Marine Le Pen y nos podemos cargar el “estarivel”.
jueves, 20 de noviembre de 2014
Segundos fuera
Sentía un raro
placer con la cara mojada. Con los ojos cerrados esperó impaciente que el agua
le volviese a inundar el rostro. Así, así, sin parar, por favor…
─ ¡Segundos fuera!
Aquella mano que le lavaba y
enjugaba con la esponja desapareció. Abrió los ojos y solo vio siluetas
borrosas. Se levantó cuando alguien le quitó sin miramientos el banquillo donde
había permanecido sentado. Pensó:
─ Maldita campana, no vuelvas a sonar…
miércoles, 19 de noviembre de 2014
La cartera
Se tocó el bolsillo interior de la
chaqueta y comprobó que la billetera no estaba en el lugar acostumbrado. Volvió
sobre sus pasos hasta la parada del autobús donde se había bajado pero nada, no
se le había caído o, si ese era el caso, alguien la habría recogido antes de
que él volviera a buscarla.
Comenzó a repasar lo que recordaba de
su contenido: carnés de identidad y de conducir, tarjetas de crédito, dinero
(unos sesenta euros) y quizás algún resguardo. Bueno, lo primero era anular las
tarjetas. Llamó al número que tenía memorizado en su móvil y en un pispás la
cosa estuvo hecha. Ahora había que ir a la comisaría más próxima para hacer la
denuncia, pero qué denunciaría, una pérdida o un posible robo y, si era así,
¿dónde se la habían robado?
Comenzó a sudar por el nerviosismo de
sentirse atacado en su intimidad y sacó el pañuelo del bolsillo para secárselo.
Trató de recordar a toda la gente que había tenido cerca durante la mañana:
No había chocado con nadie en la calle
y tampoco había tenido a ninguna persona tan cerca en la parada del bus…
¡Claro! ¡Cómo no se había percatado de ello en su momento! ¡Qué pedazo de
idiota había sido! Aquella chica que se le pegó como una lapa en el autobús repleto
de gente y se apeó en la parada anterior a la suya después de regalarle una
sonrisa de despedida…
─ ¡Oiga, señor!, ¿es suya esta cartera?, se le acaba de
caer cuando sacó el pañuelo del bolsillo.
lunes, 17 de noviembre de 2014
… y consulte al Farmacéutico
Si no hubiera sido por su madre,
Adelardo habría terminado siendo un delincuente y eso no se cansaba nunca de
repetirlo cada vez que venía a cuento y también cuando no. La verdad es que
doña Adelaida, su madre, era una señora de armas tomar y le tenía más derecho
que una vela incluso ahora que ya frisaba la cuarentena porque Adelardito,
(como le llamaba cariñosamente su mamá), estaba soltero y entero y vivía con ella
y con la tata que le cuidó desde pequeño.
Adelardo trabajaba de mancebo en una
farmacia y desde hacía unos meses había observado que una clienta nueva acudía
cada semana para preguntarle sobre las medicinas que debía tomar para adelgazar.
Él, como buen profesional, derivaba las
preguntas al farmacéutico para que la aconsejara pero al poco tiempo observó que la clienta
procuraba entrar cuando el farmacéutico no estaba y así Adelardo no tenía más
remedio que tomar la voz cantante y abordar la situación como mejor le parecía
pero siempre haciendo la salvedad que sus consejos eran sólo fruto de la
experiencia y no de una titulación de la que carecía.
Cuando puso el asunto en manos de su
madre, ella le dijo:
─ Mucho cuidado con los consejos que le das que tú eres
capaz de crear un problema a la pobre señora y como yo me entere que es así,
vas a saber quien es tu madre.
Tan al
pie de la letra se tomó la recomendación de su madre que en cuanto la clienta
volvió por la farmacia, Adelardo la invitó a tomar café en la confitería de la
esquina y allí entre sorbo y sorbo y bocado de magdalena intercalado le pidió
que se fueran a vivir juntos. Ella, toda arrebolada, le confesó que también
sentía algo por él y Adelardo le lanzó de golpe:
─ No, si yo no quiero acostarme con Vd., lo que quiero es
vigilar que se tome correctamente las medicinas que le he aconsejado.
jueves, 13 de noviembre de 2014
Un pupilo “muy amable”
Doña Mercedes era viuda de un sargento
del cuerpo de Carabineros. Una ridícula pensión, una casa en su pequeña ciudad
y una hija preciosa aunque un poco simple fue todo lo que heredó de su difunto
esposo.
La pobre mujer hacía juegos malabares
con el dinero para poder llegar a fin de mes y envidiaba la suerte de doña
Apolonia su vecina quien tenía un pupilo y con lo que le cobraba por la comida
y la habitación vivía sin estrecheces habida cuenta que percibía una pensión
aún más escuálida si esto era posible ya que su marido había sido guardia raso
de la Benemérita.
Un día en que doña Mercedes se afanaba
en la cocina tratando de hacer una sopa con el mismo hueso de jamón que había
venido utilizando toda la semana, sonó el timbre de la puerta. Se limpió las
manos en el delantal y miró por la mirilla para ver de quién se trataba. Un
varón de unos treinta años estaba al otro lado de la puerta esperando que le
abriera.
─ Buenos días, ─ dijo en cuanto
doña Mercedes abrió una rendija de la puerta.
─ Vd. me dirá, ─ respondió ella sin
dejarse ver.
─ Me han dicho que aquí alquilan una habitación
Aquella
frase le sonó a doña Mercedes como si la entonaran los coros celestiales y
abrió la puerta de par en par mientras le afloraba una sonrisa de oreja a
oreja.
─ Por supuesto que sí, joven, pero pase, no se quede ahí
que en la salita podremos hablar con más comodidad.
Saltaré los pormenores del asunto
porque el joven que se llamaba Rosendo y la desde ahora su patrona, doña
Mercedes, llegaron a un acuerdo como no podía ser de otra manera.
Le adjudicó la habitación de su hija
que tenía un balcón a la calle y la chica pasó a dormir en la habitación del
fondo del pasillo que daba a un patio interior.
A partir del segundo mes de permanencia
del pupilo en la casa, éste comenzó a llegar con alguna fruslería para
obsequiar a su patrona: Una cajita de bombones, un pañuelito bordado, un
ramillete de violetas,…
Tan obsequioso se volvió Rosendo que
doña Mercedes comenzó a plantearse si no la estaría galanteando y cada día se
fue mostrando más cariñosa con él tanto es así que una noche después de haber
dado cuenta de una botella de champán que había aportado el pupilo, doña
Mercedes, envalentonada por la ingesta de alcohol, se puso un camisón cortito y
transparente de esos que llaman “picardías” y, cuando el silencio se adueñó de
la casa, se dirigió de puntillas a la habitación de Rosendo pensando meterse
subrepticiamente en su cama para compensar los regalos de su supuesto
enamorado.
En el momento de ir a abrir la puerta
escuchó atentamente y pudo oír a Rosendo que decía:
─ Merceditas, ¿tú estás segura de que le echaste el
somnífero a tu madre en la copa de champán?
miércoles, 12 de noviembre de 2014
La estraperlista
Yo nunca supe su
nombre porque siempre que en casa se referían a ella la llamaban simplemente
“la estraperlista”.
La casa de la estraperlista o, al
menos, la parte de la casa que enseñaba a los clientes estaba constituida por
una salita y un comedor.
En la
sala había una cómoda enorme de cuyos cajones sacaba las sábanas y los juegos
de toallas que tenía para vender así como medias de cristal, pañuelos para la
cabeza y mantones de Manila con coloridos bordados de flores y pavos reales.
En el
comedor no había sillas, una mesa rectangular en el centro y tres vitrinas de
diferentes estilos llenas de figuritas que hacían las delicias de chicos y
mayores: la pareja de viejos en varios tamaños, las familias de animales, las
figuras de pájaros, las muñecas rusas que se abrían varias veces para ir
mostrando en su interior una figura más pequeña, los relojes japoneses, los
collares de perlas cultivadas, el tabaco de contrabando y miles de cosas más.
En la mesa se presentaba un muestrario de vajillas, cristalerías y juegos de
café desde los diseños más sencillos a los más extravagantes.
Cuando
mi madre nos decía que iríamos a casa de la estraperlista, para nosotros era
una fiesta de lo más grande y es que íbamos a nuestro “Corte Inglés”
particular.
lunes, 10 de noviembre de 2014
Guardar secretos
La
verdad era que, si se paraba a pensarlo con tranquilidad, la cosa no era tan
complicada como le había parecido en un principio y, además, no se lo había
contado a nadie aún por lo que la importancia del hecho sería menor que la que
parecía tener cuando descubrió el asunto, así que si no se destapaba el suceso
nunca pasaría al conocimiento de los demás.
Decidido:
sería como una tumba y guardaría el secreto para que jamás se supiera y le
dejaran vivir su vida con toda tranquilidad.
martes, 4 de noviembre de 2014
Llegó Noviembre
Como una sigilosa sombra que va
comiendo poco a poco las tardes llegó Noviembre, el noveno mes, aunque en
nuestra manera de contar el tiempo lo situemos en el undécimo lugar de los que
componen nuestros años.
Noviembre huele a cementerio adornado
con flores pero aún así sigue teniendo connotaciones tristes e incluso lúgubres
para mucha gente como es mi caso: el día primero de este mes hizo dos años que
nos dejó mi madre.
No sé si será solo por esto pero a mí
Noviembre no me gusta, ni ahora ni antes, esa manera edulcorada de recordar a
los muertos adornando sus tumbas con bellas y aromáticas flores me da
escalofríos y me pone nervioso. Tal vez por esa razón me cueste el retomar el
ritmo de mi producción escrita pero no hay más remedio y atravesaré sus días y
sus noches perezosamente hasta que llegue San Andrés.
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