Como una sigilosa sombra que va
comiendo poco a poco las tardes llegó Noviembre, el noveno mes, aunque en
nuestra manera de contar el tiempo lo situemos en el undécimo lugar de los que
componen nuestros años.
Noviembre huele a cementerio adornado
con flores pero aún así sigue teniendo connotaciones tristes e incluso lúgubres
para mucha gente como es mi caso: el día primero de este mes hizo dos años que
nos dejó mi madre.
No sé si será solo por esto pero a mí
Noviembre no me gusta, ni ahora ni antes, esa manera edulcorada de recordar a
los muertos adornando sus tumbas con bellas y aromáticas flores me da
escalofríos y me pone nervioso. Tal vez por esa razón me cueste el retomar el
ritmo de mi producción escrita pero no hay más remedio y atravesaré sus días y
sus noches perezosamente hasta que llegue San Andrés.
a mi tampoco me gusta, es la antesala del invierno.... hoy mismo puse el brasero....
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