jueves, 20 de noviembre de 2014

Segundos fuera



       Sentía un raro placer con la cara mojada. Con los ojos cerrados esperó impaciente que el agua le volviese a inundar el rostro. Así, así, sin parar, por favor…
─ ¡Segundos fuera!
   Aquella mano que le lavaba y enjugaba con la esponja desapareció. Abrió los ojos y solo vio siluetas borrosas. Se levantó cuando alguien le quitó sin miramientos el banquillo donde había permanecido sentado. Pensó:
─ Maldita campana, no vuelvas a sonar…

1 comentario:

  1. pues que se retire del combate, siempre he creído que es un deporte horroroso!!

    ResponderEliminar