Era tal
su habilidad para hacerse “invisible” que no notaron su ausencia y, por esa
misma razón, nadie se propuso buscarle en la espesura del bosque cuando empezó
a amanecer. Unos a otros se convencieron de que si se había marchado era por
esa forma de actuar tan rara que tenía desde que volvió de aquel viaje tan
misterioso.
No
había contado nada de lo que le ocurrió ni adonde fue ni el porqué de su viaje
sólo se presentó de pronto como si no hubieran pasado los tres años que tardó en
regresar de Dios sabe dónde y con una palidez y una cara de tristeza que daba
pena verle.
La cosa
es que desde su vuelta no le habían conocido ningún tipo de trabajo y no
obstante su vida se desarrollaba sin penurias económicas. ¿De dónde sacaba el
dinero para subsistir? Ése era otro misterio que tampoco explicó nunca a nadie,
es más, únicamente se le veía en las fiestas nocturnas en las que aparecía como
por ensalmo y desaparecía cuando menos lo esperaban y casi siempre acompañado
de una chica tan pálida y triste como él que no hablaba con nadie porque, según
decía, no hablaba nuestro idioma.
¡Hay
que ver lo raros que son algunos!
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