Nadie
le oyó cuando pidió socorro pero eso, al fin y al cabo, no fue lo peor. Lo peor
fue que habría sido imposible que le oyeran porque no había ni un alma en
varios kilómetros a la redonda y es que la noticia de que un preso peligroso se
había escapado de la prisión provincial corrió como la pólvora y todo el mundo
se quitó de en medio.
Ahora
que la policía había dejado de buscarle no podía salir del agujero en el que
había caído durante su huída nocturna a través del bosque.
los hay con estrella y otros estrellados.....
ResponderEliminarbesos.