miércoles, 25 de febrero de 2015

Una visita esperada



         Hoy he ido observando el estado de mi jardín. Los rosales han brotado en estos últimos días con una fuerza manifiesta, las yemas de las plantas de hoja caduca están a punto de florecer y pronto sus flores llenarán de aroma y color todo el ambiente, incluso los naranjos y el limonero están mostrando ya los botones que serán flores dentro de poco. El General Invierno toca a su fin e irremediablemente en pocos días nos volverá a visitar la Primavera.

viernes, 20 de febrero de 2015

Uno de los nuestros



El resplandor de la hoguera me hacía ver la noche como un baile de sombras que se alargaban y se acortaban, se retorcían y se estiraban por mor de las lenguas de fuego que se arremolinaban con el viento que llevaba soplando durante toda la tarde.
Había pasado la mayor parte del tiempo leyendo y descansando de la estresante semana que acababa de terminar. Me excusé ante mis compañeros de acampada para no ir a recorrer el sendero pero, en el fondo, me había arrepentido nada más se fueron. Pensé en salir tras ellos pero me pareció un tanto ridículo, ¿qué les iba a decir cuando les alcanzase?, que ya se me había pasado el cansancio. No, a lo hecho pecho como dice el refrán y me quedé solo en el pequeño campamento que habíamos improvisado bajo unos árboles y junto a una pradera que descendía suavemente hacia el arroyo. Pensé en darles un susto cuando volvieran y en la elaboración de mi plan estuve entretenido un rato.
Cuando quise darme cuenta ya estaban encima y no me dio tiempo a esconderme como había sido mi primera intención. Dado que ya no podía sorprenderles, decidí una nueva estrategia para conseguirlo y me quedé totalmente quieto sentado junto al árbol en el que apoyaba mi espalda.
Como quiera que mi cuerpo quedaba fuera del círculo de luz de la hoguera, ninguno de los recién llegados advirtió mi presencia. Eran dos mujeres y un hombre, María, Elena y Lucas, todos más o menos metidos en la cuarentena y vestían ropa deportiva. Se sentaron junto al fuego para calentarse.
¿Dónde se habrá metido? Dijo Elena   Seguro que ha ido a dar una vuelta y se ha perdido.
Voy a llamarlo por teléfono decidió él.
Desconecté rápidamente mi móvil mientras el otro marcaba mi número.
Pues la cosa se complica comentó Lucas, sale el mensajito de que está apagado o fuera de cobertura.
¡No me digas! exclamó María es que este hombre es el rigor de las desdichas. No quiso venir con nosotros a recorrer el sendero porque decía que estaba reventado de cansancio y luego habrá salido en cualquier dirección y tendremos que ir a buscarle.
Yo me moría de la risa y hacía esfuerzos para que no se me escapara una carcajada mientras ellos continuaban con su conversación sin advertir mi presencia. Llevaba saliendo con aquellos amigos unos dos meses y medio y, la verdad sea dicha, me encontraba muy a gusto en su compañía, sobre todo con María. Les había conocido en una terapia para personas separadas y habíamos congeniado bastante bien por lo que decidimos salir juntos en plan de amistad y lo que surgiera pero aún no había surgido nada, tal vez en esta acampada tuviera ocasión de intimar con María. Algo me indicaba que la atracción era mutua ya que ella no había protestado cuando, en el sorteo que hicimos de las tiendas de campaña, le tocó compartirla conmigo. Mientras pensaba iba escuchando las voces cada vez más lejanas hasta que me quedé plácidamente dormido.
Cuando desperté, la cara de María me miraba sonriente mientras dos hilillos de sangre se deslizaban por las comisuras de sus preciosos labios.
Ahora sí eres ya uno de los nuestros escuché que me decían los tres a coro.

jueves, 19 de febrero de 2015

¡Fuego!¡Fuego!¡Fuego!



         Desde la tarde-noche de ayer hasta el mediodía de hoy, tres incendios han hecho trabajar a destajo a los bomberos. Una casa en el barrio de la Soledad, las naves de GUADEX y una cocina en un domicilio de la avenida de Santa Ana han sido los lugares donde el fuego ha producido daños de distinta consideración. Sin obviar la importancia de dos de ellos, sobresale por las consecuencias que se pueden derivar de él el incendio que ha arrasado gran parte de las instalaciones de la empresa Exportadores del Guadalquivir. Afortunadamente no ha habido daños personales puesto que la evacuación del personal que estaba trabajando en esos momentos dentro de las naves se produjo rápidamente y con el orden necesario en esos casos.
         La evaluación de los daños sufridos dirá cuánto tiempo estará la empresa parada máxime cuando iban a comenzar las labores del espárrago y después las de la fruta de hueso. Más de seiscientas familias que dependían de alguna manera de esta hortofrutícola verán mermados sus ingresos y pasarán a engrosar las listas del paro con el consiguiente sufrimiento que eso supone no sólo para ellas sino también para la ciudad.
         Está claro que este año 2015 no ha empezado nada bien aunque esperemos que las cosas mejoren de alguna manera con el transcurso de los meses venideros.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Publicación



         Hoy he publicado en el blog mi micronovela “Doble vida”. La podréis leer haciendo clic en la pestaña correspondiente que hay en la parte superior izquierda de la página. Espero sinceramente que os guste. ¡Gracias por leerme!

martes, 17 de febrero de 2015

Liberación



         Explotó con un gemido ronco y profundo que parecía salir de lo más hondo de su alma. Las lágrimas fluyeron a borbotones de sus ojos y ni siquiera se preocupó de enjugarlas con un pañuelo dejándolas correr empapando su rostro porque estaba liberando su espíritu y es que llevaba muchos años sin llorar.

lunes, 16 de febrero de 2015

Superhéroe



Creía tener vista de rayos X como Superman porque desnudaba a las chicas con la mirada pero no, simplemente era que estaba muy “salido”.

domingo, 15 de febrero de 2015

Poesías antiguas



         Hace muchos años escribía poemas relacionados con la vida cotidiana. Entre viejos papeles he encontrado estos tres que son fruto de mi vena poética de los años sesenta. Para muestra un botón:


A la Hormigonera

Gira que gira mareando la grava
que mezclas con cemento y con arena.
Tu vómito pardusco lo aprovechan
albañiles quemados que trabajan
bajo un sol de justicia hormigonando


 
A la Grúa

Enjuta, enhiesta, altiva
como Quijote del asfalto,
no das reposo a tu brazo
y mueves sin descansar
ladrillo, bóveda o viga.



A la Apisonadora

Tu cilindro rodante tan pesado
lo mueves con cansino caminar
y dejas tras de ti todo alisado.
Y cuando está extendido el alquitrán,
vuelves sobre los pasos que has andado
para pisarlo todo una vez más

sábado, 14 de febrero de 2015

Recuerdos: La Tata Isabel



         Tenía el pelo blanco, los ojos azules y un corazón como una casa donde podía albergar a quienes quería y aún le quedaba espacio. La tata Isabel era una mujer que nunca se enfadaba y no por falta de motivos. Toda una vida trabajando duro y, cuando mi padre le arregló los papeles para que cobrase la vejez, se empeñó en venir a trabajar a nuestra casa e incluso no quería cobrar aunque mi padre no estuvo dispuesto a consentírselo.
         Desde que yo nací dormía en mi habitación en la “cama de soltero” de mi padre y se encargaba de mi persona con una solicitud y con un cariño que se diría que era mi tercera abuela.
         Estuvo con nosotros hasta que nació mi hermano Luis porque mi padre ya no quiso permitir que siguiese trabajando a sus casi ochenta años pero, aún así, iba de vez en cuando a casa de mi abuela María para ayudar tanto en la cocina como en las labores de la casa.
         Yo seguí viéndola con frecuencia pues iba a visitarla a casa de su hija donde vivía hasta que murió con casi cien años.

viernes, 13 de febrero de 2015

Mala sombra



         En todos los torneos que participaba siempre quedaba segundo. En los trabajos siempre era el primero en ser prescindible. En los estudios siempre suspendía. Las novias se las quitaban sus mejores amigos. Era pesado e insoportable cuando se emborrachaba. Era aburrido cuando estaba sobrio. Los negocios que intentaba nunca le salían bien. Decididamente, tenía mala sombra.

jueves, 12 de febrero de 2015

La papeleta



─Oye, Antonio, ¿me compras una papeleta?
─No, vuelve a tu tarea.
─Son del cole, anda, cómprame una.
─Te he dicho que no.
─Mira que eres antipático, si sólo vale un euro…
─No te lo voy a repetir, no voy a comprar y déjame trabajar.
         Marca un número de teléfono y espera que descuelguen…
─¿Pepito?... Ya te lo dije, tu padre no nos va a comprar ni una.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Incomunicado



         Necesitaba saber lo que estaba ocurriendo fuera. Había perdido la noción del tiempo porque la estancia donde se encontraba no tenía ventanas. Su madre le encerró en la “habitación del pánico” cuando sintió a los ladrones trasteando en el salón. ¿Qué habría pasado para que su madre no volviese a por él? ¿Conocía alguien más la existencia de aquella habitación? Creía recordar que lo sabía el albañil que hizo la obra por encargo de su padre pero hacía mucho tiempo que no le veía y tal vez se hubiera ido a otro lugar o incluso podría haber muerto. Su estómago que le había maltratado durante horas parecía haberse resignado a no digerir nada porque las provisiones que había en el frigorífico se terminaron hacía ya varias horas o días o quien sabe si eran semanas… Se sentía débil, muy débil, tan débil que se le estaba pasando hasta la angustia de sentirse encerrado… Poco a poco se fue quedando dormido…
         ¡Papá! ¿Tú estás seguro de que esto es un cuento infantil para que yo me duerma?

martes, 10 de febrero de 2015

Importancia de la lectura



         Los relatos son como la cocina de la abuela: todo hay que hacerlo a fuego lento, dándole su tiempo y, si es posible, utilizar algún que otro truquillo para conseguir un sabor original y desconocido que sólo se descubre cuando la abuela decide contárselo a alguien entre sus allegados para que lo utilice en el futuro.
         En el caso de los relatos la abuela está representada por los autores que uno ha leído que, de alguna manera, te cuentan sus secretos cuando les eres fiel durante bastante tiempo, por eso, para escribir es fundamental la lectura dado que no podremos sacar agua de nuestro pozo si no lo llenamos previamente. Todos los que pretendemos escribir para los demás estamos “condenados” a la feliz penitencia de leer mucho y siempre aunque esto no quiera decir que llegaremos a ser escritores de éxito porque ésa es otra historia.

lunes, 9 de febrero de 2015

Soledad



Vivía en un apartamento solo. Tomaba el café solo, el whisky solo, desayunaba solo, almorzaba solo y cenaba solo. Sólo tenía un hermano, sólo un sillón, sólo un sofá y sólo una cama. Sólo tuvo una ilusión, sólo tuvo un amor y sólo tuvo un desengaño. Se paseaba solo, viajaba solo y trabajaba solo. Llegó a sentirse tan solo que hablaba solo. Era el paradigma de la soledad.

sábado, 7 de febrero de 2015

Suena la campana



         Muy a su pesar tuvo que reconocer que no debía haber emprendido el camino tan tarde. Sus amigos le advirtieron que no le daría tiempo de llegar antes de que se hiciese de noche pero su proverbial cabezonería le hizo tomar la decisión equivocada. No era la primera vez que hacía caso omiso a los consejos de los demás y, seguramente, no sería la última, a menos que… no, seguramente no sería la última, pensó para sí tratando de alejar malos augurios.
         Decían que en aquél bosque moraban espíritus malignos que devoraban a quien se aventurase en él durante la noche, pero no,… todavía no era de noche y, además, ella no creía en los espíritus y demás zarandajas que sólo existían en las mentes incultas de los habitantes de aquella aldea donde había pasado las vacaciones de Navidad.
         Quería llegar al apeadero del ferrocarril que se encontraba al otro lado del bosque, a unos cinco kilómetros de la aldea, para tomar el tren de las siete y dirigirse a su casa. Había pasado una semana en casa de sus tíos y, la verdad sea dicha, le había venido de perlas para descansar y despejar su cerebro que tenía medio embotado de tanto estudiar para preparar las oposiciones.
         El sol se iba poniendo lentamente y la oscuridad iba ganando terreno a la luz del día que acababa. Debía de estar muy cerca de la estación porque, aun llevando a cuestas su mochila, había caminado todo lo deprisa que era posible.
         Por fin, cuando el atardecer estaba a punto de convertirse en noche, el bosque se aclaró y pudo divisar el edificio de la estación a menos de cien metros. Miró su reloj, eran las siete menos cinco minutos, y un suspiro de alivio se escapó de su boca: había llegado justo a tiempo.
         Entró en la pequeña sala de espera apenas iluminada por la mortecina luz de una bombilla llena de mugre y telarañas y buscó la ventanilla para comprar el billete. Estaba cerrada a cal y canto y, aunque golpeó para que la atendiese alguien, no obtuvo respuesta. Miró a su alrededor y entonces descubrió el cartel:
         “Los viajeros para el tranvía de las siete de la tarde tendrán que sacar sus billetes en el tren”.
         Así rezaba el anuncio escrito con letras mayúsculas medio borrosas.
         Se dispuso a esperar y, de pronto, sonó la campana del andén avisando de la llegada del convoy, pero (se sobresaltó) ¿quién hace sonar la campana?

viernes, 6 de febrero de 2015

Quien avisa…



         No quería que le llamasen de aquella manera. Estaba ya harto de aquél apelativo por muy cariñoso que fuese, como alguien le volviese a decir “Misito gatito” se iba a poner a ladrar hasta quedarse afónico.

jueves, 5 de febrero de 2015

Llegó tarde



Diez y cuarto y no llega,
diez y media,
esta noche se viene retrasando.
Menos cuarto las once
mas no está
y el teléfono suena,... voy volando
lo descuelgo... ya es tarde,... ya colgó,...
la inquietud me devora, me corroe.
Media noche, sus llaves siento al fin
luchando con la puerta,... al fin se abre.
La siento en la cocina trastear
buscando en la nevera los fiambres.
Me relajo y me vuelvo a acurrucar,
la “niña” duerme en casa,... volvió tarde.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Si lo sé, no vengo



         La verdad es que llevo ya esperando más de media hora y lo peor es que no sé lo que espero realmente porque cuando me citaron no me dieron mucha información que digamos o, tal vez, no les dí tiempo para que me la dieran y es que estoy tan desesperado buscando una solución que ya no tengo paciencia para escuchar a nadie.
         Ahora me asalta una duda tremenda: ¿La cita era para hoy o para mañana?

martes, 3 de febrero de 2015

Verdades que hacen daño



Tuvieron que venir de fuera, sí de fuera, de otro sitio que no es el mío,… que no es el nuestro, para decirle lo que yo no quería que supiese, que no se enterase,… y tuvieron que venir de fuera para decírselo, para hacerle daño, un daño que yo nunca hubiera querido que sintiera en sus entrañas, que le doliese. ¡Maldita sea! ¿Por qué? Si ellos ni siquiera la conocían, si tuvieron que preguntar por ella en todas partes hasta que les dieron norte para que la encontraran, y se lo dijeron, a bocajarro, sin miramiento alguno… ¿Por qué tuvieron que decirle que era fea?

lunes, 2 de febrero de 2015

Siempre habla quien más tiene que callar



         Hoy he sabido que hay alguien que despectivamente se ha referido a los integrantes de la tertulia del los lunes en Radio Palma dejando entrever que no son personas suficientemente formadas para opinar sobre temas de actualidad. Ese alguien ni siquiera fue capaz de terminar el segundo ciclo de la EGB en el Colegio Séneca que ahora parece defender cuando él nunca valoró lo que muchos docentes intentaron para poder educarle en los valores democráticos en aquél Centro que, según mucha gente, fue un Centro Ejemplar y Diferente. Si hubiera aprendido lo que allí se le intentó enseñar, jamás hubiera hablado despreciativamente de personas que llevan dedicándose en cuerpo y alma desde hace muchos años a esa profesión tan noble como es la de informar a los demás.
         No quiero polemizar pero sí tenía que poner las cosas en su justo sitio y no pienso seguir hablando desde este foro sobre el asunto.

domingo, 1 de febrero de 2015

¡Vaya mañana!



El viento no había dejado de soplar con fuerza durante toda la noche. La lluvia hizo acto de presencia al amanecer y sus gotas acompañaban a las rachas de viento azotando las casas y las calles. El agua lavaba las aceras y el viento barría las hojas que no cesaban de caer y que, en un círculo vicioso, llenaban el suelo para que la siguiente ráfaga volviese a llevárselas dejándolo todo limpio por un instante.
Angélica tiró el paraguas destrozado y se envolvió lo mejor que pudo en su abrigo para intentar protegerse de la mojadura que, si no lo remediaba nadie, iba a ponerla como una sopa en menos tiempo del que necesitaba para llegar a la parada del autobús donde podría cobijarse.
Un relámpago iluminó la calle que comenzaba a aclararse con el alba y el horrísono trueno que siguió pareció ser la señal de algún ser superior que hizo parar la lluvia de inmediato al par que el viento se calmaba. Las nubes se disolvieron dejando paso a un cielo azul que se iba iluminando más y más a medida que la luz del sol iba expulsando a las tinieblas.
Angélica no podía dar crédito a lo que sus ojos le mostraban. Aquello no podía ser verdad, seguramente estaba soñando, pero no, el sonido del claxon de un automóvil que casi la atropella, le hizo tomar conciencia de que aquél extraño fenómeno meteorológico estaba sucediendo en realidad y en ese mismo instante.
La parada del autobús estaba ya a menos de cincuenta metros. Fue llegar a ella y el ómnibus se presentó de inmediato. Subió, pagó su billete al conductor y ocupó uno de los asientos que estaban vacíos. Mientras se sacudía las gotas de su abrigo miró a su alrededor y su sorpresa fue mayúscula: todos los viajeros vestían ropas de verano.