Hoy he ido observando el estado de mi
jardín. Los rosales han brotado en estos últimos días con una fuerza
manifiesta, las yemas de las plantas de hoja caduca están a punto de florecer y
pronto sus flores llenarán de aroma y color todo el ambiente, incluso los
naranjos y el limonero están mostrando ya los botones que serán flores dentro
de poco. El General Invierno toca a su fin e irremediablemente en pocos días
nos volverá a visitar la Primavera.
No tomes literalmente lo que aquí se muestra, siempre puede haber una segunda lectura... o, tal vez, no.
Páginas
- Página principal
- Con ojos de niño
- Un asunto poco habitual
- Un menú diferente
- Tan lejos y tan cerca a la vez
- Una rubia de bandera
- La mujer de negro
- Una llamada de teléfono
- El misterio de los números
- El encargo de Marcos
- El asunto de la vieja llave
- La desaparición de Marta
- La gárgola
- Mi abuela Isabel
- Doble Vida
- Ella no era lo que yo suponía
- Un amigo demasiado misterioso
- Una vieja conocida
- Cambio de latitud
- Rigoberto
- El regreso de Rigoberto
- Rigoberto y el mar
- La ciudad en peligro
- El caso de la Baronesa promiscua
- La Leyenda del Arquito Quemado
- Una comida caníbal
- ROMANCE A UN PALMEÑO ILUSTRE
miércoles, 25 de febrero de 2015
viernes, 20 de febrero de 2015
Uno de los nuestros
El resplandor de la hoguera me hacía ver la noche como un baile de
sombras que se alargaban y se acortaban, se retorcían y se estiraban por mor de
las lenguas de fuego que se arremolinaban con el viento que llevaba soplando
durante toda la tarde.
Había pasado la mayor parte del tiempo leyendo y descansando de la
estresante semana que acababa de terminar. Me excusé ante mis compañeros de
acampada para no ir a recorrer el sendero pero, en el fondo, me había
arrepentido nada más se fueron. Pensé en salir tras ellos pero me pareció un
tanto ridículo, ¿qué les iba a decir cuando les alcanzase?, que ya se me había
pasado el cansancio. No, a lo hecho pecho como dice el refrán y me quedé solo
en el pequeño campamento que habíamos improvisado bajo unos árboles y junto a
una pradera que descendía suavemente hacia el arroyo. Pensé en darles un susto
cuando volvieran y en la elaboración de mi plan estuve entretenido un rato.
Cuando quise darme cuenta ya estaban encima y no me dio tiempo a
esconderme como había sido mi primera intención. Dado que ya no podía
sorprenderles, decidí una nueva estrategia para conseguirlo y me quedé
totalmente quieto sentado junto al árbol en el que apoyaba mi espalda.
Como quiera que mi cuerpo quedaba fuera del círculo de luz de la
hoguera, ninguno de los recién llegados advirtió mi presencia. Eran dos mujeres
y un hombre, María, Elena y Lucas, todos más o menos metidos en la cuarentena y
vestían ropa deportiva. Se sentaron junto al fuego para calentarse.
─ ¿Dónde se habrá
metido? ─ Dijo Elena ─
Seguro que ha ido a dar una vuelta y se ha perdido.
─ Voy a llamarlo por
teléfono ─ decidió él.
Desconecté rápidamente mi móvil mientras el otro marcaba mi número.
─ Pues la cosa se
complica ─ comentó Lucas, ─ sale el mensajito de que está apagado o
fuera de cobertura.
─ ¡No me digas! ─ exclamó María ─ es que este hombre es el rigor de las desdichas. No quiso
venir con nosotros a recorrer el sendero porque decía que estaba reventado de
cansancio y luego habrá salido en cualquier dirección y tendremos que ir a
buscarle.
Yo me moría de la risa y hacía esfuerzos para que no se me escapara una
carcajada mientras ellos continuaban con su conversación sin advertir mi
presencia. Llevaba saliendo con aquellos amigos unos dos meses y medio y, la
verdad sea dicha, me encontraba muy a gusto en su compañía, sobre todo con
María. Les había conocido en una terapia para personas separadas y habíamos
congeniado bastante bien por lo que decidimos salir juntos en plan de amistad y
lo que surgiera pero aún no había surgido nada, tal vez en esta acampada
tuviera ocasión de intimar con María. Algo me indicaba que la atracción era
mutua ya que ella no había protestado cuando, en el sorteo que hicimos de las
tiendas de campaña, le tocó compartirla conmigo. Mientras pensaba iba
escuchando las voces cada vez más lejanas hasta que me quedé plácidamente
dormido.
Cuando desperté, la cara de María me miraba sonriente mientras dos
hilillos de sangre se deslizaban por las comisuras de sus preciosos labios.
─ Ahora sí eres ya
uno de los nuestros ─
escuché que me decían los tres a coro.
jueves, 19 de febrero de 2015
¡Fuego!¡Fuego!¡Fuego!
Desde la tarde-noche de ayer hasta el
mediodía de hoy, tres incendios han hecho trabajar a destajo a los bomberos.
Una casa en el barrio de la Soledad, las naves de GUADEX y una cocina en un
domicilio de la avenida de Santa Ana han sido los lugares donde el fuego ha
producido daños de distinta consideración. Sin obviar la importancia de dos de
ellos, sobresale por las consecuencias que se pueden derivar de él el incendio
que ha arrasado gran parte de las instalaciones de la empresa Exportadores del
Guadalquivir. Afortunadamente no ha habido daños personales puesto que la
evacuación del personal que estaba trabajando en esos momentos dentro de las
naves se produjo rápidamente y con el orden necesario en esos casos.
La evaluación de los daños sufridos
dirá cuánto tiempo estará la empresa parada máxime cuando iban a comenzar las
labores del espárrago y después las de la fruta de hueso. Más de seiscientas
familias que dependían de alguna manera de esta hortofrutícola verán mermados
sus ingresos y pasarán a engrosar las listas del paro con el consiguiente
sufrimiento que eso supone no sólo para ellas sino también para la ciudad.
Está claro que este año 2015 no ha
empezado nada bien aunque esperemos que las cosas mejoren de alguna manera con
el transcurso de los meses venideros.
miércoles, 18 de febrero de 2015
Publicación
Hoy he publicado en el blog mi
micronovela “Doble vida”. La podréis leer haciendo clic en la pestaña
correspondiente que hay en la parte superior izquierda de la página. Espero
sinceramente que os guste. ¡Gracias por leerme!
martes, 17 de febrero de 2015
Liberación
Explotó con un gemido ronco y profundo
que parecía salir de lo más hondo de su alma. Las lágrimas fluyeron a
borbotones de sus ojos y ni siquiera se preocupó de enjugarlas con un pañuelo dejándolas
correr empapando su rostro porque estaba liberando su espíritu y es que llevaba
muchos años sin llorar.
lunes, 16 de febrero de 2015
Superhéroe
Creía
tener vista de rayos X como Superman porque desnudaba a las chicas con la
mirada pero no, simplemente era que estaba muy “salido”.
domingo, 15 de febrero de 2015
Poesías antiguas
Hace muchos
años escribía poemas relacionados con la vida cotidiana. Entre viejos papeles
he encontrado estos tres que son fruto de mi vena poética de los años sesenta.
Para muestra un botón:
A la Hormigonera
Gira que gira mareando la grava
que mezclas con cemento y con arena.
Tu vómito pardusco lo aprovechan
albañiles quemados que trabajan
bajo un sol de justicia hormigonando
A la Grúa
Enjuta, enhiesta, altiva
como Quijote del asfalto,
no das reposo a tu brazo
y mueves sin descansar
ladrillo, bóveda o viga.
A la Apisonadora
Tu cilindro rodante tan pesado
lo mueves con cansino caminar
y dejas tras de ti todo alisado.
Y cuando está extendido el
alquitrán,
vuelves sobre los pasos que has
andado
para pisarlo todo una vez más
sábado, 14 de febrero de 2015
Recuerdos: La Tata Isabel
Tenía el pelo blanco, los ojos azules y
un corazón como una casa donde podía albergar a quienes quería y aún le quedaba
espacio. La tata Isabel era una mujer que nunca se enfadaba y no por falta de
motivos. Toda una vida trabajando duro y, cuando mi padre le arregló los
papeles para que cobrase la vejez, se empeñó en venir a trabajar a nuestra casa
e incluso no quería cobrar aunque mi padre no estuvo dispuesto a consentírselo.
Desde que yo nací dormía en mi
habitación en la “cama de soltero” de mi padre y se encargaba de mi persona con
una solicitud y con un cariño que se diría que era mi tercera abuela.
Estuvo con nosotros hasta que nació mi
hermano Luis porque mi padre ya no quiso permitir que siguiese trabajando a sus
casi ochenta años pero, aún así, iba de vez en cuando a casa de mi abuela María
para ayudar tanto en la cocina como en las labores de la casa.
Yo seguí viéndola con frecuencia pues
iba a visitarla a casa de su hija donde vivía hasta que murió con casi cien
años.
viernes, 13 de febrero de 2015
Mala sombra
En todos los torneos que participaba
siempre quedaba segundo. En los trabajos siempre era el primero en ser
prescindible. En los estudios siempre suspendía. Las novias se las quitaban sus
mejores amigos. Era pesado e insoportable cuando se emborrachaba. Era aburrido
cuando estaba sobrio. Los negocios que intentaba nunca le salían bien.
Decididamente, tenía mala sombra.
jueves, 12 de febrero de 2015
La papeleta
─Oye, Antonio, ¿me
compras una papeleta?
─No, vuelve a tu tarea.
─Son del cole,
anda, cómprame una.
─Te he dicho que
no.
─Mira que eres
antipático, si sólo vale un euro…
─No te lo voy a
repetir, no voy a comprar y déjame trabajar.
Marca un número de teléfono y espera
que descuelguen…
─¿Pepito?... Ya te lo
dije, tu padre no nos va a comprar ni una.
miércoles, 11 de febrero de 2015
Incomunicado
Necesitaba saber lo que estaba
ocurriendo fuera. Había perdido la noción del tiempo porque la estancia donde
se encontraba no tenía ventanas. Su madre le encerró en la “habitación del
pánico” cuando sintió a los ladrones trasteando en el salón. ¿Qué habría pasado
para que su madre no volviese a por él? ¿Conocía alguien más la existencia de
aquella habitación? Creía recordar que lo sabía el albañil que hizo la obra por
encargo de su padre pero hacía mucho tiempo que no le veía y tal vez se hubiera
ido a otro lugar o incluso podría haber muerto. Su estómago que le había
maltratado durante horas parecía haberse resignado a no digerir nada porque las
provisiones que había en el frigorífico se terminaron hacía ya varias horas o
días o quien sabe si eran semanas… Se sentía débil, muy débil, tan débil que se
le estaba pasando hasta la angustia de sentirse encerrado… Poco a poco se fue
quedando dormido…
─ ¡Papá! ¿Tú estás
seguro de que esto es un cuento infantil para que yo me duerma?
martes, 10 de febrero de 2015
Importancia de la lectura
Los relatos son como la cocina de la
abuela: todo hay que hacerlo a fuego lento, dándole su tiempo y, si es posible,
utilizar algún que otro truquillo para conseguir un sabor original y desconocido
que sólo se descubre cuando la abuela decide contárselo a alguien entre sus
allegados para que lo utilice en el futuro.
En el caso de los relatos la abuela
está representada por los autores que uno ha leído que, de alguna manera, te
cuentan sus secretos cuando les eres fiel durante bastante tiempo, por eso,
para escribir es fundamental la lectura dado que no podremos sacar agua de
nuestro pozo si no lo llenamos previamente. Todos los que pretendemos escribir
para los demás estamos “condenados” a la feliz penitencia de leer mucho y siempre
aunque esto no quiera decir que llegaremos a ser escritores de éxito porque ésa
es otra historia.
lunes, 9 de febrero de 2015
Soledad
Vivía
en un apartamento solo. Tomaba el café solo, el whisky solo, desayunaba solo,
almorzaba solo y cenaba solo. Sólo tenía un hermano, sólo un sillón, sólo un
sofá y sólo una cama. Sólo tuvo una ilusión, sólo tuvo un amor y sólo tuvo un
desengaño. Se paseaba solo, viajaba solo y trabajaba solo. Llegó a sentirse tan
solo que hablaba solo. Era el paradigma de la soledad.
sábado, 7 de febrero de 2015
Suena la campana
Muy a su pesar tuvo que reconocer que
no debía haber emprendido el camino tan tarde. Sus amigos le advirtieron que no
le daría tiempo de llegar antes de que se hiciese de noche pero su proverbial
cabezonería le hizo tomar la decisión equivocada. No era la primera vez que
hacía caso omiso a los consejos de los demás y, seguramente, no sería la
última, a menos que… no, seguramente no sería la última, pensó para sí tratando
de alejar malos augurios.
Decían que en aquél bosque moraban
espíritus malignos que devoraban a quien se aventurase en él durante la noche,
pero no,… todavía no era de noche y, además, ella no creía en los espíritus y
demás zarandajas que sólo existían en las mentes incultas de los habitantes de
aquella aldea donde había pasado las vacaciones de Navidad.
Quería llegar al apeadero del
ferrocarril que se encontraba al otro lado del bosque, a unos cinco kilómetros
de la aldea, para tomar el tren de las siete y dirigirse a su casa. Había
pasado una semana en casa de sus tíos y, la verdad sea dicha, le había venido
de perlas para descansar y despejar su cerebro que tenía medio embotado de
tanto estudiar para preparar las oposiciones.
El sol se iba poniendo lentamente y la
oscuridad iba ganando terreno a la luz del día que acababa. Debía de estar muy
cerca de la estación porque, aun llevando a cuestas su mochila, había caminado
todo lo deprisa que era posible.
Por fin, cuando el atardecer estaba a
punto de convertirse en noche, el bosque se aclaró y pudo divisar el edificio
de la estación a menos de cien metros. Miró su reloj, eran las siete menos
cinco minutos, y un suspiro de alivio se escapó de su boca: había llegado justo
a tiempo.
Entró en la pequeña sala de espera
apenas iluminada por la mortecina luz de una bombilla llena de mugre y
telarañas y buscó la ventanilla para comprar el billete. Estaba cerrada a cal y
canto y, aunque golpeó para que la atendiese alguien, no obtuvo respuesta. Miró
a su alrededor y entonces descubrió el cartel:
“Los viajeros para el tranvía de las siete
de la tarde tendrán que sacar sus billetes en el tren”.
Así rezaba el anuncio escrito con
letras mayúsculas medio borrosas.
Se dispuso a esperar y, de pronto, sonó
la campana del andén avisando de la llegada del convoy, pero (se sobresaltó)
¿quién hace sonar la campana?
viernes, 6 de febrero de 2015
Quien avisa…
No quería que le llamasen de aquella
manera. Estaba ya harto de aquél apelativo por muy cariñoso que fuese, como
alguien le volviese a decir “Misito gatito” se iba a poner a ladrar hasta
quedarse afónico.
jueves, 5 de febrero de 2015
Llegó tarde
Diez y cuarto y no
llega,
diez y media,
esta noche se viene
retrasando.
Menos cuarto las
once
mas no está
y el teléfono
suena,... voy volando
lo descuelgo... ya
es tarde,... ya colgó,...
la inquietud me
devora, me corroe.
Media noche, sus
llaves siento al fin
luchando con la
puerta,... al fin se abre.
La siento en la
cocina trastear
buscando en la
nevera los fiambres.
Me relajo y me
vuelvo a acurrucar,
la “niña” duerme en
casa,... volvió tarde.
miércoles, 4 de febrero de 2015
Si lo sé, no vengo
La verdad es que llevo ya esperando más
de media hora y lo peor es que no sé lo que espero realmente porque cuando me
citaron no me dieron mucha información que digamos o, tal vez, no les dí tiempo
para que me la dieran y es que estoy tan desesperado buscando una solución que
ya no tengo paciencia para escuchar a nadie.
Ahora me asalta una duda tremenda: ¿La
cita era para hoy o para mañana?
martes, 3 de febrero de 2015
Verdades que hacen daño
Tuvieron
que venir de fuera, sí de fuera, de otro sitio que no es el mío,… que no es el
nuestro, para decirle lo que yo no quería que supiese, que no se enterase,… y
tuvieron que venir de fuera para decírselo, para hacerle daño, un daño que yo
nunca hubiera querido que sintiera en sus entrañas, que le doliese. ¡Maldita
sea! ¿Por qué? Si ellos ni siquiera la conocían, si tuvieron que preguntar por
ella en todas partes hasta que les dieron norte para que la encontraran, y se
lo dijeron, a bocajarro, sin miramiento alguno… ¿Por qué tuvieron que decirle
que era fea?
lunes, 2 de febrero de 2015
Siempre habla quien más tiene que callar
Hoy he sabido que hay alguien que
despectivamente se ha referido a los integrantes de la tertulia del los lunes
en Radio Palma dejando entrever que no son personas suficientemente formadas
para opinar sobre temas de actualidad. Ese alguien ni siquiera fue capaz de
terminar el segundo ciclo de la EGB en el Colegio Séneca que ahora parece
defender cuando él nunca valoró lo que muchos docentes intentaron para poder
educarle en los valores democráticos en aquél Centro que, según mucha gente,
fue un Centro Ejemplar y Diferente. Si hubiera aprendido lo que allí se le
intentó enseñar, jamás hubiera hablado despreciativamente de personas que
llevan dedicándose en cuerpo y alma desde hace muchos años a esa profesión tan
noble como es la de informar a los demás.
No quiero polemizar pero sí tenía que
poner las cosas en su justo sitio y no pienso seguir hablando desde este foro
sobre el asunto.
domingo, 1 de febrero de 2015
¡Vaya mañana!
El
viento no había dejado de soplar con fuerza durante toda la noche. La lluvia
hizo acto de presencia al amanecer y sus gotas acompañaban a las rachas de
viento azotando las casas y las calles. El agua lavaba las aceras y el viento
barría las hojas que no cesaban de caer y que, en un círculo vicioso, llenaban
el suelo para que la siguiente ráfaga volviese a llevárselas dejándolo todo
limpio por un instante.
Angélica
tiró el paraguas destrozado y se envolvió lo mejor que pudo en su abrigo para
intentar protegerse de la mojadura que, si no lo remediaba nadie, iba a ponerla
como una sopa en menos tiempo del que necesitaba para llegar a la parada del
autobús donde podría cobijarse.
Un
relámpago iluminó la calle que comenzaba a aclararse con el alba y el horrísono
trueno que siguió pareció ser la señal de algún ser superior que hizo parar la
lluvia de inmediato al par que el viento se calmaba. Las nubes se disolvieron
dejando paso a un cielo azul que se iba iluminando más y más a medida que la
luz del sol iba expulsando a las tinieblas.
Angélica
no podía dar crédito a lo que sus ojos le mostraban. Aquello no podía ser
verdad, seguramente estaba soñando, pero no, el sonido del claxon de un automóvil
que casi la atropella, le hizo tomar conciencia de que aquél extraño fenómeno
meteorológico estaba sucediendo en realidad y en ese mismo instante.
La
parada del autobús estaba ya a menos de cincuenta metros. Fue llegar a ella y
el ómnibus se presentó de inmediato. Subió, pagó su billete al conductor y ocupó
uno de los asientos que estaban vacíos. Mientras se sacudía las gotas de su
abrigo miró a su alrededor y su sorpresa fue mayúscula: todos los viajeros
vestían ropas de verano.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)