Los relatos son como la cocina de la
abuela: todo hay que hacerlo a fuego lento, dándole su tiempo y, si es posible,
utilizar algún que otro truquillo para conseguir un sabor original y desconocido
que sólo se descubre cuando la abuela decide contárselo a alguien entre sus
allegados para que lo utilice en el futuro.
En el caso de los relatos la abuela
está representada por los autores que uno ha leído que, de alguna manera, te
cuentan sus secretos cuando les eres fiel durante bastante tiempo, por eso,
para escribir es fundamental la lectura dado que no podremos sacar agua de
nuestro pozo si no lo llenamos previamente. Todos los que pretendemos escribir
para los demás estamos “condenados” a la feliz penitencia de leer mucho y siempre
aunque esto no quiera decir que llegaremos a ser escritores de éxito porque ésa
es otra historia.
Siempre he amado la lectura. Ya desde niña.
ResponderEliminarBonita esta entrada.
Un abrazo.