miércoles, 11 de febrero de 2015

Incomunicado



         Necesitaba saber lo que estaba ocurriendo fuera. Había perdido la noción del tiempo porque la estancia donde se encontraba no tenía ventanas. Su madre le encerró en la “habitación del pánico” cuando sintió a los ladrones trasteando en el salón. ¿Qué habría pasado para que su madre no volviese a por él? ¿Conocía alguien más la existencia de aquella habitación? Creía recordar que lo sabía el albañil que hizo la obra por encargo de su padre pero hacía mucho tiempo que no le veía y tal vez se hubiera ido a otro lugar o incluso podría haber muerto. Su estómago que le había maltratado durante horas parecía haberse resignado a no digerir nada porque las provisiones que había en el frigorífico se terminaron hacía ya varias horas o días o quien sabe si eran semanas… Se sentía débil, muy débil, tan débil que se le estaba pasando hasta la angustia de sentirse encerrado… Poco a poco se fue quedando dormido…
         ¡Papá! ¿Tú estás seguro de que esto es un cuento infantil para que yo me duerma?

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