Era el
hermano de mi padre y dos años menor que él. Se casó bastante mayor para lo que
era costumbre en aquél tiempo con mi tía Sierra y tuvieron tres hijos: Ángela
María, María Isabel y José Luis.
Era muy
niñero y, como yo fui el único sobrino durante cuatro años, él me llevaba a
todos los sitios para presumir de sobrino ante sus amistades y sus compañeros
de trabajo. El cariño era mutuo porque desde siempre fue mi tío favorito.
Con él
aprendí a montar en bicicleta pues tuvo la paciencia que no tenía mi padre para
aguantarme durante todo el tiempo que duró el aprendizaje que, realmente, no
fue mucho sino sólo un par de días.
Cuando
hice la Primera Comunión me paseó por las casas de todos los familiares y
amigos para que me regalaran dinero como era costumbre.
En mi
adolescencia y, sobre todo, en mis primeros años de juventud en los que estaba
de dinero más tieso que la varilla de un cohete, era una bendición encontrarme
con él pues tenía garantizado que me invitaría a algo y además lo acompañaría
con algún billetazo de veinte duros que me daría para poder salir con los
amigos unos cuantos días.
Con
cuarenta años más o menos se quedó parado y buscó trabajo hasta en Barcelona y,
cuando estaba más desesperado, encontró un nuevo puesto de trabajo en Córdoba
con lo que milagrosamente se solucionaron sus problemas.
Una vez
me llevó a volar en una avioneta de fumigación de la empresa y pasé tanto miedo
que he tardado muchos años en decidirme a viajar en avión.
Cuando
estaba soltero me llevaba de perol con sus amigos el día de San Rafael.
Era tan
buena persona que jamás le vi enfadarse con nadie ni hablar mal de los demás
pero, al igual que mi padre, se fue demasiado pronto.
siempre se van lo mejores... mi padre también se me fue muy pronto.... cosas de la vida....
ResponderEliminarbesos.