jueves, 9 de abril de 2015

Recuerdos: El tío Miguel



         Tenía una edad indefinible pero pienso que estaba más cerca de los sesenta que de los cincuenta. Su piel era oscura como si el sol la hubiera tiznado después de miles de horas de estar con el torso desnudo faenando en su barca. La cara surcada por tantas arrugas que era difícil descubrir cómo serían sus facciones antes de envejecer.
         Todas las mañanas sacaba el copo en la playa de “La Voladilla” donde los vecinos de la zona iban con sus cubos a comprarle el pescado que estaba fresco y casi vivo y que vendía a cálculo porque no tenía nada para pesarlo.
         Cierto día, con un poniente soplando a más no poder, al tratar de acercar su barca a la orilla un golpe de mar la volcó y el tío Miguel se agarró como pudo al casco que flotaba sin soltarse hasta que la mar arrojó la barca sobre la arena con riesgo de haber muerto machacado por la embarcación.
         Cuando le preguntamos el porqué no soltó la barca, el tío Miguel nos miró como dudando qué debía contestarnos y, al final, mirando al suelo dijo con su voz ronca: No sé nadar.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho la entrada, porque me parece que describe mucha naturalidad.
    Me he sentido como leyendo un libro, y eso me gusta.
    Gracias por tu comentario
    Desgarrando la garganta en http://albordedetucama.blogspot.com.es/
    M.

    ResponderEliminar
  2. me lo lei todo no sabia que bien escribias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Viniendo de tí el piropo, la satisfacción es doble, Besos

      Eliminar
  3. gracias jose
    poeta
    gracias te siento cerca

    ResponderEliminar