lunes, 22 de junio de 2015

Recuerdos: El bar de Pepe “el Bello”



         La Antonia le dejó el bar a su único hijo Pepe, al que todos llamábamos irónicamente “el Bello”.
         Pepe amplió el tamaño del bar pero su falta de conocimiento le hizo tener un bar impredecible o sorprendente cuando menos. Lo regentaba junto a Mercedes, su mujer, que no era mucho más espabilada que él. Allí nunca sabías la marca de cerveza que ibas a beber ni si estaría fría o caliente, lo mismo que el vino. Para ilustrar esta característica voy a contar una anécdota que nos sucedió:
         Estábamos en Playa Bella junto con mi compadre Carlos y su mujer Mari Carmen y otra pareja de amigos, Natacha y Pedro Luis. Fuimos a tomar una copas y algo para picar y nos recibió Mercedes con un sombrero de paja calado hasta las cejas y su sonrisa bobalicona.
Pedimos la bebida que, sorprendentemente, estaba fría y mi compadre se atrevió a pedir el picoteo:
         Mercedes, ¿tienes unas sardinitas?
         Ziii afirmó mientras se quitaba el sombrero y justificaba su atuendo Es que vengo de coger “frijones” (guisantes).
         ¿De esas de la barca, fresquitas? Continuó el compadre haciéndosele la boca agua.
         Claro que están fresquitas, la lata la tengo en el frigorífico  Remató con aire triunfante por podernos atender bien.
         La cara de Carlos pasó de la alegría a la decepción en menos de un segundo. Nos aguantamos la risa para no ofender a la pobre Mercedes que se dirigió al frigorífico en busca de las “sardinitas”.

1 comentario:

  1. Ante tan elocuente y expresiva narración de este hecho, yo tampoco me atrevo a hacer comentario alguno. Ha quedado suficientemente claro.
    Pido disculpas si antes me he inflado de reir...

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