jueves, 30 de julio de 2015

Desvelado



         Se abrió primero mi ojo izquierdo… ¿Seguro que fue el izquierdo?... Déjame que lo piense… Sí, estoy seguro de que fue el ojo izquierdo porque estaba acostado sobre el lado derecho y el ojo de ese lado estaba tapado con la almohada… Bueno, en cualquier caso, da igual si se abrió primero el izquierdo o el derecho porque al final se abrieron los dos.
         Una rendija de luz se colaba por la puerta del cuarto de baño… ¿Habría amanecido ya o me dejé encendida la luz cuando me acosté?
         Me levanté de la cama sin hacer ruido para no molestar a mi mujer y me acerqué al baño,… definitivamente era la luz que se quedó encendida.
         Miré el reloj de la mesita de noche: las cinco y cuarto de la madrugada. Es pronto para levantarme, pensé, pero ya que he salido de la cama me daré una vuelta por la casa por si hay otra luz encendida.
         Salí al distribuidor. Por la ventana del estudio llegaba la luz del farol de la cochera. Las dos habitaciones del fondo tenían las puertas cerradas. Las abrí y cerré una por una y comprobé que todo estaba en orden. Cerré con cuidado la puerta del cuarto de baño amarillo y la del estudio.
         Me dirigí al salón y a la cocina. Todo estaba perfectamente. Volví a la cama no sin antes cerrar la puerta del dormitorio: mañana es domingo y no hace falta madrugar…
         (Tres horas y cuarto más tarde)
         ¡Qué pasa! ¿Quién habla a voces? Me desperté sobresaltado.
         ¿Por qué gritas? Preguntó igualmente sobresaltada mi mujer.
         ¡Maldita sea! Se me olvidó quitar la alarma del despertador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario