lunes, 28 de septiembre de 2015

Cosmopoética



         En estos días en que comienza a rodar la edición de Cosmopoética no puedo menos que acordarme con cariño de aquellos talleres que coordinaban los miembros de la Asociación Mucho Cuento y en los que descubrí mil y una ideas para escribir.
         El año pasado, que no pude asistir, hice un taller de escritura con Matilde Cabello y fue de lo más fructífero no sólo en contenido sino en relaciones interpersonales.
         Durante este año pienso asistir a un taller avanzado que espero sea interesante para mi desarrollo como escritor.

domingo, 27 de septiembre de 2015

La calor del membrillo



         Llevamos unos días en que la temperatura ha subido y parece que el Verano no nos quiere abandonar, pero esto no es más que el canto del cisne porque en unos días pasaremos al verdadero Otoño que puede traernos tiempo más fresco e incluso lluvia que buena falta le hace al campo.
         Este último intento de perpetuar el Verano se conoce con diversos nombres: Veranillo de San Miguel (por el día 29), Veranillo del membrillo (por la maduración de esta fruta que se produce en estos días), pero a mí particularmente me gusta llamarlo “La calor del membrillo”.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Compañía



Sentí su cuerpo apretarse junto al mío
y su calor me fue vitalizando,
tornándome de nuevo renacido.
Llenándome de vida, sin el frío
que antes me tenía atenazado,
tomé su mano y la besé movido
por una inmensa sensación de alivio.
Ya no estoy solo pues volvió a mi lado.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Que me quiten lo bailao



Al final se quedó sola. Tanto sus amigas como sus amigos se marcharon a sus respectivas casas pero a ella no hubo forma de convencerla de que se fuese con ellos.
Bailó y bailó durante horas. Perdió el sentido del tiempo, el de la realidad y el del decoro. Le quitaron el bolso, la bebida, los zapatos y hasta le quitaron la ropa… pero no “le quitaron lo bailao”.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Espirales



Otoño llega y Verano se va. El año viene a ser como una carrera de relevos en la que las estaciones se pasan el testigo continuamente sin dejar claro cuando acabará esta espiral que es la vida y que, en el momento menos pensado, se detiene de golpe para algunos significando con ello que pasan (según dicen) a otra vida, es decir, a otra carrera de relevos sin fin predecible... ¿Y después?¿Otra vida tal vez?

sábado, 19 de septiembre de 2015

Más de 40.000



         Nunca se me pasó por la cabeza que este blog que inicié hace poco más de cuatro años fuese tan visitado y son ya más de 40.000 las visitas que he recibido y 73 los seguidores que tengo.
         No queda otra que dar las más efusivas de las gracias a todas y a todos quienes me seguís y me visitáis.
         ¡¡¡GRACIAS!!!

viernes, 18 de septiembre de 2015

Mandar



Mandar, mandar, el ser humano necesita mandar sobre alguien. Yo, por ejemplo, mando siempre en mi casa,… siempre que no estén ni mi mujer ni mi hija, siempre que las perras estén atadas y el canario dentro de su jaula. Es una gloria mandar en todo lo demás y que nadie te lleve la contraria.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Ne va plus



         Su corazón latía como el galope de un caballo desbocado. Su mirada se paseaba frenéticamente sobre el tablero lleno de números sin saber qué hacer. Al fin tomo una decisión y la soltó. Intentó cambiarla de lugar pero no pudo: “Ne va plus”.
Siguió un silencio sólo roto por el zumbido de la bolita al desplazarse que terminó en una serie de rebotes: “El trece, negro, impar y falta”.
         Casi estuvo a punto de gritar pero de rabia: sólo se había jugado una ficha de cien euros.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Recuerdos: La nevera



         Hoy hemos descongelado el frigorífico de la cochera (que fue de mi madre y aún funciona perfectamente al cabo de más de treinta años) y me acordé de la nevera que había en mi casa cuando era pequeño y no se habían comercializado los frigoríficos.
         Era de madera recubierta de chapa galvanizada y pintada de color blanco. Tenía una puerta frontal y otra en la parte superior para introducir allí el bloque de hielo que nos traían todos los días. En ese receptáculo del hielo había un serpentín y un depósito para llenarlo de agua que luego salía por un grifo situado en la parte frontal por encima de la puerta y así disponer de agua fresquita aunque yo prefería la del botijo que no estaba tan fría.
         Todos los días y al grito de “La nieve”, el repartidor voceaba para que los vecinos abriéramos las puertas y así no perder tiempo para que no se “derritiera” el hielo.

lunes, 14 de septiembre de 2015

La búsqueda



Tenía casi la absoluta seguridad de que no lo encontraría pero continuó con los preparativos para la búsqueda revisando minuciosamente el equipo que iba a llevar consigo. El coche lo recogió la tarde anterior del taller donde lo habían puesto a punto para que no diese problemas y el depósito así como los tres bidones de combustible de reserva estaban llenos. El depósito del agua y los víveres para un mes (¡Qué exageración!) estaban ya cargados. Sólo faltaba un detalle y es que no tenía ninguna pista que le indicara por dónde empezar.
Cargó las bolsas de las herramientas y de la ropa y giró la llave del contacto.
El motor arrancó a la primera y condujo lentamente hasta el inicio del camino. Nunca había seguido aquella senda y por eso le pareció que pudiera ser la que él habría tomado cuando desapareció hacía ya cuatro días.
El carril, aunque no estaba asfaltado, no tenía demasiados baches y el todoterreno se desplazaba bastante suavemente sobre su superficie. En su cabeza comenzaron a bullir los recuerdos del último fin de semana que pasaron juntos en la casa. Lo pasaron muy bien contándose cosas que habían sucedido mientras estaban separados, hicieron el amor en el porche bajo la luz de las estrellas… Nada le hizo sospechar entonces que, en menos de una semana, desaparecería como si se lo hubiese tragado la tierra. Ni la policía ni los vecinos más próximos le habían visto desde el pasado miércoles que bajó al pueblo para hacer la compra.

El Comandante de puesto de la Guardia Civil le dijo que no podían buscarle porque nada indicaba en la casa que hubiera sido atacado o llevado por la fuerza. Se limitó a tomar nota para mandar los datos a la Comandancia Provincial y a quedarse con su número de teléfono por si aparecía.
El camino comenzó a serpentear subiendo un cerro y abandonó sus pensamientos para prestar atención a la conducción so pena de salirse en una de las cerradas curvas.
Cuando llegó a lo alto del promontorio paró el coche y bajó para otear con los prismáticos todo lo que desde allí se divisaba.
¡Allí! Sí, allí, casi gritó cuando revisando la orilla de un riachuelo poblada de cañas, creyó ver algo de color rojo que podría ser el coche que buscaba. El nerviosismo se apoderó de su cuerpo y, temblando de emoción, volvió a subir a su vehículo para iniciar la bajada por la otra vertiente del cerro.
A medida que se aproximaba su excitación iba en aumento porque estaba claro que era el Toyota rojo lo que había apenas vislumbrado desde el altozano. Frenó en seco al llegar a la altura del otro coche y bajó de un salto dirigiéndose a la carrera para buscarle.
A seis o siete metros del coche rojo había un cuerpo tendido en el suelo. Pensó que estaba muerto y las lágrimas afloraron en sus ojos, pero no, el cuerpo se movió y trató de incorporarse. Sí, era él y ¡estaba vivo! Se lanzó sobre su amado y le abrazó llenándole la cara de besos.
¿Qué te ha sucedido, cariño?
Bajé al arroyo para refrescarme, pisé mal y creo que me he roto el tobillo.
Pero, Daniel, ¿por qué no me llamaste por teléfono?
No había cobertura, y yo estaba seguro de que tú me buscarías en cuanto me echases en falta.
Pues no sabes la preocupación que he tenido durante estos días sin saber nada de ti.
Lo siento, David, no volverá a ocurrir.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Impensable



No pudo negarse a complacer los deseos de aquella gente que le había salvado la vida cuidándole durante semanas, pero estaba prácticamente seguro de que su viaje no iba a ninguna parte.
Caminó siguiendo los pasos del astro rey y, cuando éste llegó a su ocaso, se detuvo y buscó refugio para pasar la noche. Calculaba que habría hecho unos veinte kilómetros aquella tarde. A ese ritmo tardaría al menos un día entero en llegar a su destino.
Aquella noche los sueños volvieron a visitarle como antaño. Un torbellino de imágenes, aparentemente inconexas, le martillearon el inconsciente mientras dormía dejándole en un estado de angustia tremendo cuando despertó sudoroso con los primeros rayos del sol.
Se refrescó en un arroyuelo cercano y comió algo de lo que llevaba en la mochila antes de reanudar el camino.
A la caída de la tarde se encontraba a las puertas de la pequeña ciudad que era su destino. Busco un lugar donde alojarse y se informó de dónde se celebraba el mercado.
Aunque el jergón no era demasiado cómodo, le supo a gloria pues llevaba mucho tiempo durmiendo en el suelo. Se levantó con las claras del día y se dirigió rápidamente al mercado. Compró todas las especias que le habían encargado y se tomó un buen desayuno en un cafetín que estaba próximo.
El camino de vuelta fue más lento puesto que iba cargado y tenía que descansar cada cierto tiempo, pero al cabo de tres días estaba a la vista de la empalizada que protegía la pequeña aldea de donde había salido hacía casi una semana.
Antes de que llegase a la puerta, ésta se abrió dando paso a un nutrido comité de recepción formado por el jerife, el hechicero y los ancianos de la tribu.
Le acompañaron hasta la choza que había ocupado durante su larga convalecencia y allí les entregó los saquitos con las especias. Fumaron aquella pipa apestosa sentados en círculo y, poco a poco, los ancianos se fueron retirando. Observó alguna que otra sonrisa maliciosa en quienes se marchaban pero pensó que sería fruto del colocón que estaba cogiendo con el fumeteo de aquellas hierbas de olor tan raro. Cuando el jerife se marchó acompañado del hechicero, su cabeza le daba vueltas y se quedó sumido en un sopor hasta entonces desconocido.
Cuando despertó se encontró desnudo, atado de pies y manos dentro de una gran olla y rodeado de todas las especias que había comprado. Alguien dio una orden y comenzaron a llenar la olla con agua caliente…

jueves, 3 de septiembre de 2015

Martirio chino



Parecía increíble pero la verdad es que nunca consiguió nada cuando se lo propuso y eso que probó un buen puñado de veces. Siempre recordaba aquellas palabras que le decía su abuelo: “No te rindas y vuelve a intentarlo”.
Se armó de valor y decidió hacer una última tentativa pero sucedió lo de siempre: saltó por la ventana y se fracturó la otra pierna. Estaba claro que no aprendería jamás a volar y eso que se llamaba Zhu-Per-Mang.