sábado, 21 de noviembre de 2015

Caricias



Mi mejilla descansa en la mullida
almohada caliente de su espalda,
indolentes mis manos reconocen
marcando dolorosas en su piel
surcos rosados
que semejan caminos sin final
y encienden la pasión de madrugada.
Un suspiro se escapa de su ser
que responde de este modo a mis caricias
y su cuerpo se estremece en un temblor
pidiendo sin palabras que el placer
la llene toda.

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