sábado, 18 de junio de 2016

Recuerdos: La “Aguaora” de los jardines



En estos últimos días en que el calor hizo su aparición de improviso y en plan verano de los buenos, me acordé de cuando me llevaban a jugar a los jardines de la Victoria.
Me llevaba alguna de mis tías solteras y lo pasaba fenomenal jugando a todo lo jugable y sudando “como un pollo”.
Cuando la sed era ya insoportable les pedía algo para beber y calmarla y allí estaba ella: “La Aguaora”. Mi tía me llevaba de la mano hasta donde estaba colocada aquella señora vestida con delantal blanco impoluto y con un artilugio a su lado del que colgaban cantaritas de barro de la Rambla, amén de un par de botijos o tres con sus capuchas hechas de crochet y su “protector anti-chupones” hecho de hojalata.
Por mucho menos de lo que valía una gaseosa, te daba una cantarita llena de agua fresca del botijo o bien una “tragantá” del botijo directamente pero sin chupar.

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