domingo, 16 de octubre de 2016

LA HORA DEL CUENTO



Bajo el arrullo de las tórtolas
la tarde se acostaba soñolienta,
los rabilargos buscaban el cobijo
en las ramas de los álamos del río
mientras la noche comenzaba ya a cubrirlo todo
con su manto de estrellas tachonado.
El niño, impaciente, lo miraba
a través del cristal de la ventana
esperando la cena en la cocina
porque luego, después, junto a la lumbre,
comenzaba para él la hora del cuento.

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