domingo, 4 de junio de 2017

Campanas de madrugada



Se despertó sobresaltado. Miró el reloj de su mesita de noche, eran las cinco de la madrugada y aquella campana no dejaba de sonar. Se levantó y miró por la ventana. Llovía mansamente, pero nada, ni un alma se veía por la calle. Pensó en volver a acostarse pero la dichosa campana le tenía preocupado. ¿Habría un incendio o cualquier otro cataclismo?
En esas disquisiciones estaba cuando la campana dejó de sonar, entonces fue cuando, a través de la puerta entreabierta de su habitación, vio que se filtraba una luz que parecía provenir del piso de abajo…
Intrigado salió de su cuarto y bajó por la escalera procurando no hacer ruido… Entonces lo comprendió todo cuando vio como su madre cerraba la puertecilla del reloj de pared que le habían regalado por su cumpleaños.
─ ¿Has oído lo bien que suena, Joaquín? Es exactamente igual que la campana del convento. He probado todas las horas y funciona perfectamente. A lo peor te he despertado, pero no podía esperar a mañana para ponerlo en marcha.

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