domingo, 13 de agosto de 2017

Cambio de parecer



No había apenas terminado de tomar su decisión cuando un impulso irrefrenable le hizo desistir de ella.
“Las cosas hay que pensarlas serenamente”. La frase de su maestro le golpeó con la contundencia de un uppercut que casi le dejó noqueado. Efectivamente, no había que tomar decisiones precipitadas e irreflexivas que, generalmente, no conducían a ninguna parte. Las cosas había que decidirlas con calma así que tomó el bloc en sus manos y se dispuso a comenzar de nuevo su narración…
Adolfo no estaba dispuesto a esperar más y decidió tirar por la calle de en medio. El asunto no estaba para medias tintas y lo mejor que podía hacer era dedicarse en cuerpo y alma a solucionar la papeleta que le habían dejado como herencia… (“Valiente marrón”, pensó para sus adentros). Pero, ¿y si comenzaba describiendo antes el paisaje que presidía toda la escena?...  ¡Vaya! ¡Otra vez las dudas!... Lo mejor sería parar y dejarlo para mejor ocasión.

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