martes, 3 de octubre de 2017

El ratón



El ratoncillo salió de su agujero después de asomar sólo los bigotes y olisquear el ambiente del exterior. Ella ya se había marchado porque el olor a tabaco rubio casi había desaparecido. No quería salir estando la chica porque la última vez sus agudos chillidos habían estado a punto de romperle los tímpanos, “Vaya como gritaba la señorita”, se dijo. El jefe sin embargo no le dedicó nunca ni una mirada de soslayo, pero, en esta ocasión observó cómo se había soliviantado cuando la caja de cerillas vacía que estaba junto a la silla se movió a su paso produciendo un leve ruidito.
¡Valiente susto que se había llevado el pobre! Estaba mirando por la ventana y se volvió como movido por un resorte cuando lo de la cajita de fósforos, incluso se llevó la mano a la pistola que llevaba en la funda sobaquera. ¡Qué exagerados eran los humanos!, pensó y siguió su recorrido buscando algo que echarse al estómago…

1 comentario:

  1. Siempre hay distintos puntos de vista. Lo que a un ratón le parece exagerado al pistolero le parece una acción acertada.

    ResponderEliminar