jueves, 5 de octubre de 2017

La araña



Silenciosamente la araña iba descendiendo agarrada a su hilo desde la telaraña de la lámpara del despacho. Con la luz apagada y lo poco que alumbraban las farolas del exterior el animalejo trataba casi en vano de orientarse en el espacio de la habitación. El paso de un vehículo con las luces encendidas fue como un candilazo que le hizo ver la cercanía de la caja de cerillas que había en el suelo junto a la pata de la silla…
¡¡Horror!! ¿Qué es esto?, gritó si hubiera podido el arácnido.
Acababa de aterrizar sobre la pequeña cajita cuando todo se movió como si de un terremoto se tratara: el ratón con su rabo había volcado la caja de fósforos produciendo un movimiento que fue demoledor para la araña. Gateó rápidamente por su hilo mientras el hombre se volvía y agarraba la culata de la pistola que llevaba en la sobaquera.

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