lunes, 20 de febrero de 2012

No me lo puedo creer

Cuando me lo dijeron, no podía dar crédito a lo que percibían mis oídos, era algo tan sumamente increíble que me parecía imposible del todo. ¿Cómo se le va a ocurrir a nadie dar una subvención a una fiesta particular en la que cobra entrada para consumir bebidas en el interior? Eso sería como dar dinero a los bares por el hecho de abrir sus puertas cada mañana. Esas cosas no pueden suceder en una ciudad en la que su Ayuntamiento está por la labor de administrar eficientemente el dinero público y no malgastarlo invirtiendo en lo que no se debe. Pero, después de todas estas disquisiciones y soliloquios, me enseñaron el cartel y allí lo ponía bien clarito: “Patrocina el Ilustre Ayuntamiento…”

Ahora sí, ahora se me cayeron los palos del sombrajo. A partir de ahora me cuidaré mucho de defender entuertos de los que no soy responsable y hacer como los célebres monitos: “no ver, no oír y no hablar”.

¿Y, digo yo, tratarán el asunto en el Pleno del próximo jueves?

Porque la cosa tiene perejiles. ¿o no?

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