viernes, 29 de marzo de 2013

La serie continúa



         Como con esta lluvia no se puede salir mucho a la calle, he dedicado mi tiempo a la escritura y he conseguido “parir” una segunda entrega de las aventuras de Eduardo Sentinel que la tenéis ya en las pestañas de arriba. Se titula “El encargo de Marcos” y espero que sea de vuestro agrado.

domingo, 24 de marzo de 2013

Comienza una serie



         Hoy he publicado en el blog el primer relato de lo que puede ser una serie de ellos con un mismo protagonista: el ex-agente del Servicio Secreto Eduardo Sentinel.
         No sé si seré capaz de darle vida en nuevos episodios pero en las pestañas de arriba podréis encontrar la primera de sus aventuras que lleva como título “El misterio de los números”.
         Espero que os guste.

jueves, 14 de marzo de 2013

Un trato es un trato



Los restos de lágrimas en las mejillas era lo único que delataba que había estado llorando después de haber tomado aquella decisión. Se lavó la cara y ensayó una sonrisa forzada ante el espejo.
Ahora se abriría un nuevo escenario en su vida pero aún dudaba de si debía seguir adelante.
Pensó bajar al salón donde sus padres estaban con la policía esperando la llamada de los secuestradores, pero no lo hizo y con un gesto de crispación en su rostro marcó un número en su móvil:
─ ¡No se les ocurra llamar a mis padres! el trato es que se queden con mi hermanita para siempre.

lunes, 11 de marzo de 2013

Solución alternativa


Había invitado a su fiesta sólo a las niñas guapas y a los hermanos que se las presentaban, pero cuando llegó la hora prevista para el evento, no se presentó nadie.
Esperó un tiempo prudencial y, como la cosa no funcionaba, telefoneó uno a uno a los hermanos pero ninguno contestó a su llamada. Pensó en llamarlas a ellas pero recapacitó y no lo hizo optando por una solución alternativa:
Se puso la ropa de camuflaje, cogió el kalashnikov  y dos cananas llenas de munición y salió zumbando a lomos de su motocicleta.

sábado, 9 de marzo de 2013

Nada había cambiado



Se acostó temprano pensando que así podría descansar y preparar su cuerpo para el penoso viaje que le aguardaba el día siguiente.
Había cenado frugalmente antes de meterse en la cama con el fin de que el sueño llamase pronto a su puerta pero no fue así. Las campanadas del reloj de la torre le fueron informando cada hora del transcurrir del tiempo y sus ojos seguían abiertos como platos cuando vislumbraron las primeras luces del amanecer.
Se levantó cansinamente del lecho y se acercó lentamente a la ventana:
Nada había cambiado, el patíbulo seguía esperándole en el centro de la plaza.

jueves, 7 de marzo de 2013

Hoy ya es mejor que ayer



Hoy me han dado una alegría en forma de publicación y es que un pequeño relato humorístico, publicado en el blog el mes de Junio pasado, ha sido incluido en la antología que acaba de publicar la Editorial Hipálage con el nombre de “Libérate hasta de ti”.
Lo transcribo a continuación:

Silencios rotos

Cuando las sombras de la noche amenazantes empujaban inexorables a las últimas luces de la tarde, se dejaba oír el monótono canto de los cucos que, poco a poco, daba paso al griterío incesante de los grillos.
Los aromas de la noche estival iban inundando el aire que comenzaba a dejar el calor en manos de una suave brisa refrescante y animaban a la contemplación de un cielo tachonado de estrellas que intentaban, sin éxito, emular la claridad de una luna inexistente.
Me tumbé sobre la mullida pradera del jardín y dejé volar mi imaginación y mis sentidos que, como pájaros recién liberados, aletearon sin rumbo tropezando con las múltiples sensaciones que entre la oscuridad les acechaban.
Cada sombra se me antojaba una figura misteriosa que podía recrear a mi capricho y hacerla cobrar vida para sentirme un poco Dios unos momentos…
─ ¡No olvides apagar la luz de la cocina cuando vayas a acostarte! ─ sonó su voz en medio del silencio y el encanto de la noche se rompió en mil pedazos.

martes, 5 de marzo de 2013

Acabar con los vicios



Las cosas que se hacen con demasiada frecuencia pueden terminar convirtiéndose en vicios de los que luego es prácticamente imposible liberarse, por eso Salomón Piernagorda había dejado de alimentarse hacía ya una semana para quitarse del vicio de la comida. Su peso había disminuido alarmantemente puesto que eran ya 15 los kilos que habían volado de su cuerpo en ese lapso de tiempo.
En los meses anteriores se había librado ya de otros vicios como el de trabajar y el de acostarse con su mujer. De ella se divorció y mandó a su jefe a la mierda para evitar el trabajo en lo sucesivo.
Tenía pensado que, cuando acabase con el vicio de la comida, empezaría a eliminar el de pagar la hipoteca pues, si lo conseguía, sería el ser más feliz del mundo y podría sentirse libre como el viento…
─ ¿Se puede saber en qué estás pensando? ─ Dijo ella
─ No, nada,… son tonterías mías.
─ No me extraña, porque tenías una cara de tonto… Lo mejor que puedes hacer es acostarte sin cenar en el dormitorio de invitados y te arropas bien para que se te quite la gripe que llevas ya una semana de baja.