Se
acostó temprano pensando que así podría descansar y preparar su cuerpo para el penoso
viaje que le aguardaba el día siguiente.
Había
cenado frugalmente antes de meterse en la cama con el fin de que el sueño
llamase pronto a su puerta pero no fue así. Las campanadas del reloj de la
torre le fueron informando cada hora del transcurrir del tiempo y sus ojos
seguían abiertos como platos cuando vislumbraron las primeras luces del
amanecer.
Se
levantó cansinamente del lecho y se acercó lentamente a la ventana:
Nada
había cambiado, el patíbulo seguía esperándole en el centro de la plaza.
Escalofriante, siento el cuerpo indispuesto por el insomnio mezclado con el miedo a la muerte que espera. ¡Qué horror! Transmite muy bien.
ResponderEliminarEstoy tirando de fondo de armario porque no sé qué me pasa pero necesito comunicar. Gracias por tu apoyo. Besos
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