martes, 5 de marzo de 2013

Acabar con los vicios



Las cosas que se hacen con demasiada frecuencia pueden terminar convirtiéndose en vicios de los que luego es prácticamente imposible liberarse, por eso Salomón Piernagorda había dejado de alimentarse hacía ya una semana para quitarse del vicio de la comida. Su peso había disminuido alarmantemente puesto que eran ya 15 los kilos que habían volado de su cuerpo en ese lapso de tiempo.
En los meses anteriores se había librado ya de otros vicios como el de trabajar y el de acostarse con su mujer. De ella se divorció y mandó a su jefe a la mierda para evitar el trabajo en lo sucesivo.
Tenía pensado que, cuando acabase con el vicio de la comida, empezaría a eliminar el de pagar la hipoteca pues, si lo conseguía, sería el ser más feliz del mundo y podría sentirse libre como el viento…
─ ¿Se puede saber en qué estás pensando? ─ Dijo ella
─ No, nada,… son tonterías mías.
─ No me extraña, porque tenías una cara de tonto… Lo mejor que puedes hacer es acostarte sin cenar en el dormitorio de invitados y te arropas bien para que se te quite la gripe que llevas ya una semana de baja.

2 comentarios:

  1. Jajajajaja. Divertidísimo. Me ha encantado. Sostenido hasta el final y al llegar al fin, plafff! ducha de agua helada. Genial. Besos

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    1. Viniendo de ti, la felicitación me sabe el doble de bien. Besos.

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