El blanco del papel me aterroriza
cuando mis musas han huído de los sátiros
y se pierden en los profundos pliegues
del Parnaso de mi melancolía.
Recogeré lo que quedó de los poetas
que pisaron ha tiempo estos senderos
y dejaron colgados del silencio
los poemas que no se llevó el viento.
Jugaré con sus palabras y sus rimas
como los niños juegan con el agua,
llenándome de versos toda el alma
hasta empaparme ya de tal manera
que no sabré decir si son suyos o míos
los pensamientos que escribo con palabras.
No tomes literalmente lo que aquí se muestra, siempre puede haber una segunda lectura... o, tal vez, no.
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