Estaba la Gata Parda
descansando en su cojín
cuando vino a
molestarla
un pequeño
ratoncín:
¿Tú eres la Gata
Parda
que asustaba a mi
papá?
Preguntaba el
ratoncillo
sin pensar en el
peligro
de las zarpas de
la gata
que le podrían
matar.
La gata muy
sorprendida
por el valor del
ratón
no supo qué
contestarle,
por eso dijo
chitón
y cerró sus ojos
verdes
ignorando al preguntón.
Pero el ratón era
terco
y esperaba una
respuesta,
cuando la gata
volvió
a mirar en
derredor,
se encontró que no
se iba,
que allí esperaba
el ratón
y no tuvo más
remedio
que contestar su
pregunta:
Tu padre era tan
pesado
que le tuve que
asustar
y poder vivir
tranquila
sin tenerle que
matar
pues yo vivo muy a
gusto,
estoy bien
alimentada
y ya no quiero
cazar.
ese eses mi gato 🐱
ResponderEliminarjajajajaja 🤣
un vago....
besos