viernes, 27 de diciembre de 2013

Recuerdos perdidos



Las gotas se estrellaban contra el cristal de mi ventana mientras yo desnudaba mi alma escribiéndote aquella carta de amor que nunca te envié y que he conservado hasta hoy escondida en un cajón de mi armario para que nadie la encontrase y pudiera profanar el sentimiento apasionado que en ella transcribí y que, hasta hoy, no era menos fuerte que cuando en mí nació.
Pero, si mis muebles no tienen carcoma ni nos hace falta espacio en la casa, ¿se puede saber por qué has tenido que llevar el armario al punto limpio? Y, además, has arañado la pintura del techo del coche porque la baca era pequeña.

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