TERCIO DE BANDERILLAS
Se enfrenta a cuerpo
gentil
el banderillero al
toro,
levanta los
garapullos,
cita al burel con un
salto,
el morlaco va en su
busca
y el torero,
cuarteando,
deja el par de
banderillas
en el morrillo, … en
lo alto.
No tomes literalmente lo que aquí se muestra, siempre puede haber una segunda lectura... o, tal vez, no.
Esta fragancia que llena el aire denso
de las oscuras madrugadas del verano
esta fragancia que llena el aire digo,
viene de los aromas de flores que
derraman
sus perfumes mezclados con la aurora
que nos arropa a todos con su manto
y nos protege durante el sueño plácido
en el que
sucumbimos a diario.
En los momentos centrales del crepúsculo
que pinta de color el horizonte,
cesa el pajarilleo entre los árboles
cuando la última de esas avecillas
encuentra su aposento.
Es la noche que viene a visitarnos
con su negrura opaca y envolvente,
como un mar de silencio y soledad
en el que estamos inmersos, sumergidos,
nadando entre tinieblas.
La vigilia, hermana del insomnio
nos asalta y nos hace prisioneros,
los sueños escapan aterrados
y nos dejan prendidos de sus garras
perdidos sin remedio.
Hoy
hace exactamente un año de que me hicieran Hijo Adoptivo de esta ciudad de
Palma del Río y lo recuerdo como si hubiera sido ayer pues fueron tales las
emociones que pasaron por mí ese día que no podré olvidarlo nunca.
La
puerta del Teatro Coliseo donde me encontré con familiares y amigos que me
estaban esperando para asistir al acto, el patio de butacas lleno hasta
reventar cuando penetré y me dirigí a la primera fila en la que tenía reservado
mi asiento junto con los demás homenajeados y
homenajeadas, y esa sensación de ir levitando mientras atravesaba todo
el lugar hasta sentarme en la butaca destinada a mi persona.
En
fin, un cúmulo de sensaciones que hicieron que el acto se me pasara volando,
tanto que, cuando quise darme cuenta, ya me estaban nombrando para que subiera
al escenario a recibir la distinción que se me había
concedido.
Me costó dios y ayuda subir las
escaleras porque tengo las rodillas destrozadas por la artrosis pero, al fin ya
estaba arriba, en ese escenario que tantas veces había pisado para cantar con
las murgas de carnaval o para representar alguna obra de teatro con “La Cochera
de Flores”.
Al fondo, los
representantes del Ayuntamiento presididos por nuestra Alcaldesa y, a la
derecha, estaban sentados aquellos que ya habían recibido su premio. Me acerqué
a la mesa del fondo y me entregaron mis “poderes”: una caja de madera que
contenía una placa de metacrilato y un diploma gigante donde aparecía mi
nombramiento como Hijo Adoptivo.
Ahora venía el
momento culminante del asunto y era decir unas palabras de agradecimiento…
cuando rebusqué en mis bolsillos para buscar el papelito con lo que había
escrito para la ocasión, sólo encontré una lista de cosas que había que comprar
en el supermercado así que tuve que improvisar y creo que no me salió demasiado
mal el invento porque veía las caras de los asistentes y sonreían visiblemente,
es decir, lo que yo estaba “soltando” debía resultar, cuando menos, simpático.
Luego, a la hora
de bajar para la foto me sujetó mi amiga Esperanza de un brazo y Manuel de
Palma (el otro Hijo Adoptivo) del otro para evitar que me partiera la crisma.
Y, después, las felicitaciones y parabienes de amigos, antiguos alumnos y
alumnas y demás conocidos que me agasajaron como si de un campeón se tratase.
Lo que vino más
tarde fue una comida magnífica en la Peña Flamenca con mis compadres y
comadres, mi prima Ángela y su marido Juan y seis compañeros de estudios que
estuvieron conmigo desde cuarto de primeria hasta preuniversitario y que
quedaron encantados con lo que el “Primo” nos trajo a la mesa.
En definitiva, ya
hace un año que soy palmeño.
No te conozco, le dijo dando la espalda él,
no te recuerdo o, al menos, te olvidé
si alguna vez pudimos conocernos.
Fue como si sufriera un martillazo
que la dejó sin nada que decir,
que la dejó inmóvil y callada,
esperando con gran resignación
un nuevo golpe que la descerebrara,
que se acabara ese sinvivir
que la tenía viva y muerta a la vez
que la dejara en paz vivir su vida.
Volvieron
los recuerdos
con
lo que ellos podrían aportarme
y
me encontraron dormido, somnoliento
con
mi alma perdida entre las faldas
de
las musas que ya no están conmigo
Volvieron
los recuerdos
para
decirme cuánto llevan lejos
porque
ya mis oidos están sordos
a
su llamada, a sus perdidos cantos de sirena,
que
ya no están presentes en mis sueños.
Volvieron
los recuerdos
y
he comprobado que no los reconozco,
que
ya no forman parte de mí mismo
porque
han estado tanto tiempo lejos
que
han perdido mi aroma, mis olores,
que
ya no pueden vivir en mis adentros.
Volvieron
los recuerdos
y
aunque yo no quisiera que volvieran,
decidieron
ya no abandonarme
y se quedaron a vivir conmigo.
Trajiste
contigo el viento
y envolviste en tus cortinas
su esencia de libertad
sus ansias de ser tu dueño
y me hace sentir celoso
de ese viento,
de su fuerza y su poder,
de su presencia en tu casa,
de que conviva contigo,
de que te abrace de noche
y te destape en la cama
y te contemple en silencio
mientras aviva el deseo
de tu carne y de tus sueños.
Primeras lluvias que anunciando vienen
la llegada de amiga Primavera
despidiendo al Invierno de los fríos,
invitando a las flores a nacer
y llamando al zumbido de la abeja.
Primeras lluvias que son el preludio
de los días radiantes y templados,
con sus tardes más largas cada día,
con sus días más largos cada tarde.
Buen
viaje, amigo que te marchas,
buscando
conquistar el horizonte,
dedícame un instante cuando llegues
y corones los montes que allí encuentres
y al mirar tras de ellos te sorprendas
de que hay más horizontes y más montes
y podrás decir conmigo que la vida
es un sin acabar de panoramas
que nos llevan en volandas al final
sin que nunca podamos resistirnos,
sin que nunca podamos encontrar
lo que nunca pudimos suponer
que pudiera aguardar en el camino…
Al despuntar el día,
la mañana
se muestra amiga y deslumbrante
con una claridad fuera de serie
que inunda por doquier esta alborada,
cenit de luz, camino de venturas,
ventana abierta, portal de bendiciones,
que nos declara como mejor amiga
que llega un año nuevo.