Misterio en La Algabiya
Un ruído extraño me despertó del duermevela en la cálida noche de verano. Tintín ladraba cerca de la ventana de mi habitación. Opté por levantarme y me acerqué a la ventana pero no se veía nada fuera de lo que yo consideraba habitual, eso sí, la luz de la entrada de la calle estaba apagada. Miré el reloj de la mesita de noche y marcaba las tres menos cinco. Era extraño que a esa hora ya se hubiera apagado la luz. Decidí salir al jardín para inspeccionar el terreno de cerca y así lo hice procurando no despertar a Martina.
Salí por la puerta de la cocina que da al porche. Chata dormía cerca de la puerta y eso me tranquilizó. Fui de puntillas hasta la fachada principal seguido de cerca por la perra y me encontré a Tintín escarbando cerca de la puerta de la entrada. Como no veía casi nada, volví sobre mis pasos y traje conmigo una linterna.
Todo lo que llamaba la atención del perro era una salamanquesa enorme que estaba medio quemada. La pobre se había electrocutado dentro del farol y había caído al suelo achicharrada. El ruído que nos despertó al perro y a mí debió ser el del chispazo de la lámpara al fundirse.
RIP salamanquesa, snif!
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