martes, 16 de enero de 2018

ETERNIDAD



Eternas tardes
viendo la lluvia caer detrás de los cristales
y la imaginación interpretando
figuras de dragones en las nubes.
Eternas horas
que el reloj se negara a liberarlas
y sus agujas parecen no moverse
como si se arrastraran casi muertas.
Eterno el tiempo
que luego de que pasa lentamente
parece que se esfuma, se disuelve
cual voluta de humo de un café que se enfría.
Eternidad,
que no tiene principio ni final
y, como nunca comienza,
jamás terminará.

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