Y fue
cuando la brisa vespertina
trenzaba
los cabellos de la noche,
en medio
del silencio, en la negrura,
no se
escuchó tu voz ni tus reproches
y fue
sólo el rozar de las caricias
el único
rumor que se extendía
como la
oscuridad impenetrable
que peina
los cabellos de la Luna
inmersa
en su paseo nocturnal
como una novia
radiante y candorosa.
Precioso como siempre
ResponderEliminaramores luneros...
ResponderEliminarbellas tus letras
besos.