miércoles, 19 de febrero de 2020

ENTONCES


Y fue cuando la brisa vespertina
trenzaba los cabellos de la noche,
en medio del silencio, en la negrura,
no se escuchó tu voz ni tus reproches
y fue sólo el rozar de las caricias
el único rumor que se extendía
como la oscuridad impenetrable
que peina los cabellos de la Luna
inmersa en su paseo nocturnal
como una novia radiante y candorosa.

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