Cada vez que pienso en ello me rebelo
contra el mundo. No sé bien el motivo que tuve para tomar aquella decisión pero
lo que está claro como el agua es que me equivoqué de medio a medio. No voy a
seguir soliloquiando porque, si lo que pretendo es que alguien me ayude a salir
del paso, tengo que darles entrada a Vds. en mi mundo y eso, la verdad sea
dicha, no es nada fácil. Lo mejor que puedo hacer es callarme y conformarme con
el resultado de mi acción equivocada pero me resisto a rendirme con tanta
facilidad más aún cuando todavía no le he explicado a nadie en qué consiste mi
problema ni cuál ha sido la solución que ya he intentado pero que es la
responsable de que me encuentre en esta disyuntiva: lo hago o no lo hago. Mejor
será que me lo piense con calma para después poder tomar un camino con
garantías de éxito y no meter la pata otra vez. Sí, ya me he dicho mil veces aquello de “si
hay que hacerlo, se hace y se acabó” pero, y si no hay que hacerlo, ¿cómo podré
controlar después las consecuencias que se deriven de mi acción? Lo cierto y
verdad es que estoy hecho un lío y no tengo ni la menor idea de cómo salir de
él, tal vez si se lo contara a Vds. … pero no, será mejor no complicarle a
otros la vida y menos con un problema que no les atañe en absoluto.
En definitiva, muchas gracias por su
paciencia, apoyo y comprensión que hacen que mi existencia sea menos solitaria.
Lo dicho, ¡gracias!, ¡muchísimas gracias!, mañana buscaré alguna solución al
grifo que gotea y no me deja dormir porque tapando el fregadero lo único que he
conseguido es que se me haya inundado la cocina.
¡La gallina! Como no te expliques...
ResponderEliminarCreo que hoy voy a llamar a un fontanero.
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