Algunas
veces se sorprendía de su rapidez de reflejos mentales pero en otras
situaciones, que ya iban siendo mayoría a medida que pasaban los años, su
lucidez dejaba bastante que desear aunque, si dedicaba un tiempo suficiente a
reflexionar, solía dar con la solución del problema.
Debía
de haberlo imaginado. ¡Pero si estaba clarísimo! ¡Cómo no se había dado cuenta
antes! De haber caído en la cuenta, se hubiera ahorrado más de una noche sin
dormir. Llevaba ya una semana acechando y ahora lo acababa de comprender: La
madriguera tenía otra salida.
Es una versión de la caverna: solo había que darse la vuelta.
ResponderEliminarUn saludo
JM