Apuró
el vaso de un solo trago y lo dejó junto a la botella. Luego permaneció más de
una hora observando ambos objetos como si quisiera devorarlos con la mirada…
Cambió
de posición para verlos a contraluz y nada de nada. Se puso de pié y lo intentó
desde mil y un ángulos diferentes. Se agachó e incluso se tumbó en el suelo
pero el resultado fue el mismo…
Estaba claro que la telequinesia no era lo
suyo.
Siempre es mejor tener dos o tres puntos de visto. Da igual la parte telequinética.
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