Durante
las pasadas semanas los caminos de hormigas dibujaban líneas negras a lo largo
y ancho del jardín. Estaban llenando la despensa para poder aguantar los
rigores del invierno que ya presentían. Había caminos de más de cuarenta metros
de longitud, como el que iba desde el césped de la piscina hasta el tejado de
la casa donde, al parecer, habían hecho su hormiguero quizás por temor a
inundarse cuando las lluvias arrecien y han sido precisamente las últimas
lluvias las que han conseguido que los laboriosos insectos se hayan refugiado
definitivamente porque desde hace dos días no hay ni una hormiga visible.
Aunque
son más molestas que las abejas, no me cabe la menor duda de que volverán con
la primavera.
con la primavera todo regresa....
ResponderEliminarbesos.