Las copas
de los árboles se agitan
y surge
una blanca lluvia
de las
flores del Paraíso que el viento arrastra
y, a su
través,
la luz de
la tarde se va durmiendo
y nos
hace de cortina de un crepúsculo
que nos
saca otra noche
de primavera
cálida y florida.
Agradable por su frescura y sutileza. Gracias por compartir su creacion.
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